A 107 años de la llegada de un legendario buque japonés
Boedo ocho siete tres. Parece un código de batalla y lo fue. Porque ahí latió la bohemia del bar “El Japonés”, fundado en 1920 por el inmigrante nipón Motokichi Yamakata, donde se reunía el Grupo de Boedo. Lugar de estirpe de barrio porteño y de mesas donde desparramaron talento Alvaro Yunque, Roberto Arlt, Leónidas Barletta y Elías Castelnuovo. Los adversarios literarios de Jorge Luis Borges.
Motokichi vino a América en el buque Kasato Maru. Con 780 inmigrantes japoneses tocó puerto en Santos, Brasil, el 18 de junio de 1908, que se celebra en Japón como el Día de la Inmigración Ultramarina y, en Brasil, como el de la Inmigración Japonesa. Por eso, el sábado pasado en la sede porteña de la Asociación Japonesa en la Argentina (AJA) recordaron la epopeya de ese barcosímbolo de la comunidad japonesa en el país.
Estuvo Roberto Yamakata, descendiente del dueño del mítico café de Boedo, y Celia de la Fuente, cuyo bisabuelo Shinzato Shinsei, también hizo la travesía en el Kasato Maru. Con videos y otros testimonios contaron cómo unos 50 japoneses se desprendieron del grupo que llegó a Brasil. Vieron que la “tierra prometida” era sólo sufrimiento y explotación, y siguieron viaje a la Argentina. Motokichi y su esposa Sei fueron dueños de otro bar cerca del Obelisco. Su amistad con Arlt hizo que fuera escenario de uno de los relatos de “Los siete locos”. “Allí mi familia se salvó del bombardeo a Plaza de Mayo. Luego cayó bajo la piqueta del ensanche de la 9 de Julio ”, dijo Roberto.
De la Fuente, artista plástica descendiente de Shinsei, y Yamakata, quiere hallar a otros descendientes de quienes viajaron en el Kasato Maru. Por eso se unieron a Alberto Onaha, presidente de la AJA, y anfitrión de la celebración de los 108 años. Yamakata agrega que “como Japón vivía una crisis demográfica y desocupación, los viajeros huyeron de una cuasi esclavitud en Brasil y también Perú, llegando a la maravillosa Argentina”.
Aunque en el país los japoneses y sus descendientes rondan las 50.000 personas, Onaha confía en reunir un importante patrimonio desperdigado en casas familiares y archivos. “La idea es rescatar historias conservando la memoria de nuestra gente. La principal corriente japonesa en el país provino de Okinawa”, dijo el dirigente.
La de estos aventureros del buque Kasato Maru fue la primera inmigración japonesa a la Argentina en grupo. Antes, según el sitio de la Ciudad de Buenos Aires, llegaron algunos en forma aislada como el mago Rogoro Sumidakawa, a mitad del siglo XIX. Pero la celebración del centenario de la primera inmigración se realizó en 1986 en homenaje a Kinzo Makino, un japonés que trabajó en los ferrocarriles con el apellido King.