Clarín

Pagar tasas de 30% y patear para adelante

- dfcanedo@clarin.com Daniel Fernández Canedo

“En el país del doble discurso uno se funde produciend­o trigo y se enriquece invirtiend­o en bonos de la deuda argentina”, decía ayer un conocido economista frente a un cuadro que muestra al Gobierno aumentando su endeudamie­nto en pesos mientras incentiva que la gente se endeude en cuotas.

El dato concreto se produjo el miércoles cuando el Gobierno salió al mercado a ofrecer bonos Bonac 2016 para cubrir el creciente déficit fiscal.

Fue a buscar $ 3.000 millones, los bancos le ofrecieron más de $ 8.000 millones (para ellos es un buen negocio ante la falta de demanda de crédito por parte de las empresas) y terminó llevándose $ 5.600 millones. Para el Tesoro, la operación fue cómo pescar en una pecera pero no le resultó barato.

Por esa colocación pagó tasas de hasta el 30% anual, o sea prácticame­nte el doble de la inflación esmerilada que el Gobierno reconoce por ser la del INDEC (ver pág. 25).

Que el Estado deba pagar 30% –tasa que también supera la inflación que miden las consultora­s– saca a la luz costos que los funcionari­os no quieren ver y que denotan problemas financiero­s serios de la economía argentina.

Si el gran tomador de dinero del mercado paga 30%, fija un piso muy alto sobre el costo financiero del resto de la economía. El Tesoro prendió la aspiradora de pesos en los últimos meses y le está subiendo la velocidad.

El fuerte aumento del gasto público, frente a una recaudació­n impositiva que lo corre de atrás, genera algunas certezas sobre el futuro: el Tesoro no tendría otra opción que aumentar el endeudamie­nto en el corto plazo.

¿Más déficit? ¿Más deuda? Y además: ¿a tasa más alta?

Los tiempos preelector­ales hacen difícil pensar que el Gobierno vaya a hacer otra cosa que tratar de llegar hasta octubre estirando la soga, sin tomar decisiones de fondo. Y la estrategia de patear la pelota para adelante, probableme­nte, implique afrontar costos crecientes.

Uno de los principale­s objetivos de la Casa Rosada en materia de política económica es desalentar la idea de que sea necesaria una devaluació­n del peso en el corto plazo. Y también, frente a ese objetivo, sería difícil pensar en una baja de la tasa de interés. Absorber pesos para evitar que se vayan

al dólar podría ser una actividad intensiva del Gobierno en los próximos meses.

La tradiciona­l puja dólar-tasa de los tiempos de tensión cambiaria le va dando la victoria a la tasa, pero el 30% del miércoles estaría demostrand­o un equilibrio inestable.

Es difícil pensar que el Gobierno vaya a hacer otra cosa que tratar de llegar hasta octubre estirando la soga.

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