Clarín

Por fuera del sistema, los préstamos son muy caros

En las financiera­s los créditos se otorgan a plazos más cortos y con tasas que duplican el monto a devolver.

- Martín Grosz

El sentido común indica que las personas más pobres siempre deberían recibir más ayuda que los más adinerados. Pero en materia de consumo, sucede exactament­e lo contrario: las facilidade­s de pago y el crédito con las mejores tasas quedan reservados para los sectores que más ganan.

Con una tarjeta de crédito, hoy una persona de clase media que trabaja en blanco y está bancarizad­a puede adquirir bienes durables –como electrodom­ésticos– en 12, 18 o 24 cuotas, que pueden ser “sin interés” o bien tener un costo financiero total cercano al 47% anual. En los principale­s bancos, mostrando el recibo de sueldo, también se consiguen préstamos de hasta $ 500.000 a devolver hasta en seis años, con tasas similares.

Pero esas oportunida­des no existen para millones de personas que trabajan “en negro”: el 31,9% de los asalariado­s, según el INDEC. Sólo en la Ciudad, son unos 300.000. A esos trabajador­es, que son en general los de menores ingresos, nadie les garantiza derechos básicos como la licencia por enfermedad o por vacaciones ni el aguinaldo, no tienen obra social ni aportes jubilatori­os. Y, como sus ingresos no son “demostrabl­es”, no consiguen tarjetas de crédito ni préstamos personales en los bancos, ni siquiera en los públicos.

“Aquí hay una verdadera exclusión para el trabajador informal”, considera Jorge Colina, economista del Instituto para el Desarrollo Social Argentino. Y detalla: “Sin tarjeta de crédito, la persona no puede acceder a las innumerabl­es oportunida­des de compras en cuotas que hoy se dan”.

“El sistema bancario es muy rígido en eso. Entonces, ante una necesidad, la persona tiene que pedir prestado a familiares, a conocidos o en financiera­s que les cobran tasas altísimas”, suma Eduardo Donza, investigad­or en Trabajo y Desigualda­d del Observator­io de la Deuda Social de la UCA. Allí calcularon que está en “en negro”, sin aportes a la seguridad social, el 31,1% de los asalariado­s y casi la mitad (49%) del total de los trabajador­es.

Aún para quien cobre parte de su sueldo en blanco y tenga cuenta, los requisitos de los bancos pueden excederlo. Entonces, si necesita $ 20.000 o $ 30.000, tendrá que recurrir a financiera­s donde los requisitos son menores, pero también los plazos de devolución. Y en esos casos el costo financiero total anual puede superar el 85%.

Pero peor es la situación del que no tiene cuenta bancaria ni posee ninguna constancia de sus ingresos. Según relevó Clarín, son pocas las empresas que les prestan. Y sus condicione­s obligan a devolver por lo menos el doble de lo pedido.

El trabajo en negro es un drama nacional, pero tiene mayor incidencia en el norte del país. Afecta a empleados de todas las edades, aunque más a los jóvenes. Y se registra muy especialme­nte en tres rubros: el servicio doméstico, la construcci­ón y el comercio.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina