“La diversidad me alimenta”
Con sus raíces en el folclore, el guitarrista chaqueño, que inicia hoy un ciclo de jazz, habla de su cambio de rumbo.
En busca de un lenguaje propio el guitarrista Marcelo Dellamea se acercó al jazz. En efecto, este músico chaqueño, y con una ya sólida trayectoria en el folclore, a pesar de sus apenas 24 años, sumó la música impulsada por Louis Armstrong a su repertorio.
“El jazz, además de hermosas melodías, tiene a la improvisación como protagonista. Y aunque no empecé improvisando, poco a poco descubrí esas posibilidades, y ahora me siento listo para tocarlo con mi propio gusto”, explica el guitarrista, que compartirá su nueva experiencia en un ciclo de tres fechas en Salta y Resto.
Una experiencia que se emparenta con sus comienzos en la música, a los seis años. “No estudié música, soy autodidacta”, dice, pero advierte: “Tengo ganas de comenzar composición. Es un mundo que me atrae y que quiero explorar”.
Su acercamiento al jazz, Dellamea lo relaciona con su colega Luis Salinas. “Fue a partir de conocerlo; él me alentó a que me zambullera en ese mundo de improvisación. Hasta ese momento venía haciendo folclore, que es donde están mis raíces, pero encontré en el jazz una enorme libertad para expresarme, y me entusiasmó esa posibilidad”, cuenta el músico, que se presentará con un trío formado por Hernán Jacinto en teclados, Ezequiel Dutil en contrabajo y Bruno Varela en batería.
El repertorio estará lleno de clásicos como My Foolish Heart, Body and Soul, Stella By Starlight, Blue Moon y Born, de Pat Metheny, entre otros. Lo inusual es que el guitarrista también cantará. “Haré al menos dos composiciones cantadas: My Foolish Heart y Body and Soul. Me siento a gusto cantándolas. Tengo muy escuchado a Chet Baker, y esa forma de expresión vocal me llega mucho”, señala.
Quizás el estilo vocal del legendario trompetista, dominado por un tono plano, íntimo y de profunda emotividad, combina con el carácter tímido de Dellamea. “Me gusta también Tony Bennett más introspectivo, pero sin duda, es esa forma de cantar que tiene que ver conmigo”, explicó.
Aunque el jazz es su actualidad, su proyecto Dos+Uno, con el que hace música follórica sigue firme. “En octubre haremos una gira por Austria, Alemania, Francia e Italia; hacemos clásicos arreglados y música original. Reconozco en el folclore mi raíz; sin embargo, estoy tocando otras músicas. No quiero encerrarme en un género. La diversidad me alimenta como músico”, dice Dellamea, que entrará a grabar su segundo disco el año próximo, y que proyecta hacer un disco solista en donde la guitarra sea protagonista y otro de chamamés. “Tengo un costado chamamecero muy fuerte, y me gustaría mostrarlo”, añade.
Precisamente, su surgimiento fue como parte del grupo del Chango Spasiuk, con el que tocó tres años. “Lo conocí en un festival de chamamé en Puerto Tirol, en el Chaco. Durante una cena estuvimos charlando y tocamos un poco. Al tiempo me invitó a tocar en el Festival del Chamamé, en Corrientes, y al año siguiente, en 2009, me integré a su banda. Fue una experiencia muy importante. Había una gran exigencia musical. Aprendí mucho de él”, concluye el guitarrista.