Para leer al Papa en clave argentina
Su reciente encíclica convoca a cuidar el medioambiente. Nuestro país va en contra de la corriente, sobre todo en lo que se refiere a las políticas energéticas de los últimos años.
El Papa publicó el 18 de junio su Encíclica “Laudato si”. La misma contiene un mensaje para el catolicismo que se apoya en las sagradas escrituras y en los pronunciamientos de papas anteriores; pero el Papa Francisco va mucho más allá: se dirige a toda una humanidad en peligro haciendo una exhortación universal para cambiar modos de pensar, modos de actuar, modos de producir y modos de consumir la energía.
La exhortación se basa en sólidos principios morales y espirituales; pero lo realmente impactante es que tiene una gran solidez técnica apoyada en bases científicas. Sus propuestas son muy realistas. El Papa Francisco nos convoca a cuidar la casa común, la Tierra. Ese cuidado tiene un objetivo concreto; el cambio climático está poniendo en peligro a la Tierra como lugar donde ha sido y es posible la vida. Cuidar la casa común es cuidar la vida en la Tierra y esto implica salvar la humanidad y evitarle enormes sufrimientos.
Francisco ha desarrollado en forma magistral una serie de nuevos criterios
éticos con los que deberán ser tomadas las decisiones energéticas y ambientales en las próximas décadas si queremos evitar lo peor. Estos conceptos son: a) El desarrollo económico actual no es sostenible;
b) En concordancia con el consenso científico actual se adopta el criterio de que el cambio climático tiene múltiples causas –algunas de ellas son naturales y su manejo está fuera de nuestro controlpero no caben dudas de que las causas antropogénicas han acelerado este proceso negativo.
c) Las principales causas de raíz humana en el cambio climático son: el consumo y derroche de energía; la desertificación no controlada por una expansión de la agricultura no sostenible. Sobre ellas debemos actuar en forma perentoria.
d) El cambio climático tendrá efectos catastróficos sobre la humanidad pero los más perjudicados serán los pobres. La hipocresía y el egoísmo de los poderosos forman parte de la toma de las decisiones.
e) La restricción del acceso al agua potable para las poblaciones más vulnerables se acelerará con el cambio climático. El acceso al agua potable es un derecho humano y está en peligro.
f) Las leyes del mercado no son infalibles ni eficientes para anticipar ni para resolver
los grandes problemas que se crearán a partir de un cambio climático fuera de control, y por lo tanto serán necesarias además conductas éticas y decisiones políticas comprometidas para resolver los problemas antes que estos se tornen incontrolables.
g) El Papa afirma que la solución radica en el cambio de una matriz energética mundial basada en el consumo de combustibles fósiles a otra matriz energética basada en energía renovable que no pro
duzca gases de efecto invernadero. Esa nueva matriz energética debe contemplar la eficiencia energética como base fundamental.
h) El Papa define el estado actual como de “transición energética” entre el estado de insostenibilidad energética actual hacia un estado energético sostenible. pasando a formas menos intensivas en la generación de gases de efecto invernadero (del carbón al petróleo y del petróleo al gas natural); del
transporte menos eficiente al transporte más eficiente; etc.
i) El Papa insta a lograr acuerdos mundiales responsables y exigibles para lo cual es necesario la sanción de normativa internacional apropiada.
j) Los más responsables son los que más tienen y los más desarrollados.
k) Francisco les habla a los gobiernos y a los líderes políticos; pero también les habla a las personas. Su mensaje se podría sintetizar en: “hermano, sé solidario; y aunque puedas pagar la energía no la derroches; ponte una ropa apropiada y baja la refrigeración que eso ayuda a la humanidad”; y así con cada uso.
El llamado es dramático y perentorio; el problema es global y debe ser resuelto en forma multilateral y en forma acordada y exigible. Es dramático porque no se han producido avances y resultados suficientes en las reuniones multilaterales que se han realizado hasta el presente. Estamos esperanzados en la reunión de París de este año. Los líderes mundiales deben liderar el proceso de convergencia de acuerdos y consensos para encauzar definitivamente la transición energética.
Esta encíclica, por su concepción ética y sólida base científica, debería constituirse en prólogo de todas las políticas energéticas regionales y nacionales de aquí en más. Dicho de otro modo: los criterios de decisión para la selección de inversiones en equipamiento energético y la fijación de estrategias energéticas que adopten quienes hacen políticas públicas para la energía deberían tomar muy en cuenta las enseñanzas y advertencias de Francisco.
Nuestro país debería asumir que el mundo está – como bien puntualiza Francisco- en un proceso mundial de transición
energética.
Los resultados que surgen de los Balances Energéticos Nacionales elaborados desde 1970 por la Secretaría de Energía de la Nación muestran un país que va a contramano de la historia, haciéndose cada vez más intensivo en el uso de petróleo y gas y con fuerte retroceso del uso de las energías renovables como la energía hidroeléctrica.