Palabras y tácticas electorales
Scioli actúa para el ala dura del kirchnerismo, que no tiene alternativa; Macri gira pero su proyecto no se ha modificado
Scioli no necesita hablar para diferenciarse del kirchnerismo. Todo el mundo sabe que el candidato del Frente para la Victoria es básicamente distinto del que ahora tratan de construir sus asesores de imagen. No es culpa de él: Scioli siempre fue coherente con su propia historia. ¿Quién puede sorprenderse cuando recuerda a Carlos Menem? Siempre hay alguien al que no le gusta que el hombre por el que tendrá que votar invoque al “demonio” de los ‘90, como lo reconoció Mariano Recalde, quien tiene tiempo para criticar a Scioli pero no lo tiene para reconocer el caos que provocó la mala planificación -o el uso electoral de una empresa del Estado- en Aerolíneas Argentinas.
Scioli, entonces, necesita hablar para que el kirchnerismo no desconfíe, y sobreactúa sabiendo, quizá, que el ala más dura del colectivo a seducir mantendrá intacta la duda.
Pero aún así el candidato será votado, porque después de doce años de manejo irrestricto del poder la política le puso un límite a esa conducta: los duros deberán votar aún a los que “no los representan”, por usar una de las metáforas que los rebeldes intelectuales quisieran agitar para ahuyentar el espantajo del bonaerense.
Pero Scioli machaca sobre caliente: pro- mete una victoria a futuro para consolidar la victoria presente. No habrá cambios, entonces, sino continuidad. Entonces, valga la paradoja, el conservadurismo del mensaje encaja con la necesidad de “conservar” lo que se ha conseguido hasta aquí.
Macri, en tanto, promete que hará cosas distintas pero, al mismo tiempo, preservará políticas en desarrollo. En su atribulado discurso del día en el que el macrismo derrotó a toda la oposición y se quedó de nuevo con la Ciudad, el candidato del PRO dijo que Aerolíneas será estatal y que YPF tam-
bién. Le costó explicarlo: Aerolíneas puede funcionar sin el crecimiento geométrico de su déficit e YPF es una pieza central para tratar de revertir el déficit energético.
El repiqueteo kirchnerista sobre este cambio de discurso, mofándose de Macri, es solo chicana que, en definitiva, afectará poco al candidato porque Macri representa un proyecto diferente al que intentaron bosquejar sus palabras.
¿Acaso piensan que esta voltereta neutralizará las acusaciones que lleva como
mochila puesta por sus adversarios? Volviendo al comienzo: tanto Scioli como Macri tienen una imagen consolidada en la sociedad y ambos, más o menos, son variables dentro de un espectro reducido.
El trasfondo de las tácticas electorales es que cualquiera que asuma en la Casa Rosada deberá lidiar con una situación económica cada día más peligrosa.