Cuba busca una solución con EE.UU. por la “guerra del ron”
La marca Havana Club acusa a Bacardí de robar su marca y a Washington de no permitirle vender sus productos.
Una larga y peculiar “guerra comercial del ron” entre Cuba y Estados Unidos podría terminar gracias al “deshielo” entre ambos países aunque la solución no será fácil, tal como sucede con otros muchos antagonismos bilaterales. El protagonista de la querella es “Havana Club”, un ron hecho en Cuba que irrumpió con fuerza en el mercado internacional en los años 90.
El “frente” cubano lo forman la firma francesa Pernord Ricard, una de las más importantes del sector en el mercado internacional, y la corporación estatal cubana Cuba Ron, que administran de manera conjunta la empresa mixta cubanofrancesa Havana Club Holdings. El gran enemigo es el embargo que aplica Washington a Cuba desde hace medio siglo, que impidió hasta ahora que cualquier producto cubano se venda en EE.UU.
De acuerdo a las acusaciones cubanas, Havana Club enfrenta un “doble bloqueo” en el mercado estadounidense. La firma Bacardí, que se fue de Cuba tras fundarse un sistema socialista a inicios de la década del ‘60, comercializa en el país vecino desde 1997 un ron bajo la misma marca que no se fabrica en Cuba. Los esfuerzos cubanofranceses por evitar lo que consideran como un robo comercial han sido hasta ahora infructuosos.
El 20 de julio pasado, el mismo día en el cual ambos gobiernos reanudaron sus relaciones al nivel de embajadas, Cuba pidió de nuevo a Estados Unidos, en Ginebra, “adecuar” la legislación que “ilegalmente ampara el robo de la marca de Ron Havana Club” en ese mercado, expuso Carlos Fidel Martín, encargado de Negocios de la Misión Permanente cubana ante los Organismos Internacionales.
Martín dijo al órgano de Solución de Diferencias (OSD) de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que tal legislación “contraviene preceptos” del acuerdo sobre propiedad intelectual de la Organización Mundial del Comercio y del Convenio de París para la Protección de la Propiedad Industrial. Consideró que el retorno de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones debería favorecer la desaparición de las restricciones.
Desde entonces, según el criterio de Cuba, las ventas “ilegales” de Bacardí de su supuesto ron cubano en EE.UU. “se amparan en violaciones contra patentes y marcas cu- banas en territorio estadounidense y se legaliza de manera particular el robo de la marca de Ron Havana Club”, expuso Martín. Alegando términos de reciprocidad, agregó que las autoridades cubanas, pese al conflicto de más de 50 años con Washington, “garantizaron que más de cinco mil marcas y patentes estadounidenses se beneficien de su registro en territorio cubano”. La empresa mixta cubana vende su ron en más de 125 mercados, en especial en Europa, donde sus mercados importantes son Alemania, Francia, Italia y España. Pero no puede comerciar en el mercado de rones más importante del mundo, Estados Unidos.
El litigio, como muchos otros que separan a Cuba y Estados Unidos, tiene un “fondo” político, que es el embargo, formado por una madeja laberíntica de legislaciones y restricciones “agregadas” por décadas y que solo podría levantar de una vez el Congreso de Estados Unidos. No obstante, el presidente Barack Obama anunció –al divulgar el 17 de diciembre último el “deshielo”– que los estadounidenses con permisos para visitar Cuba podrían comprar algunas mercancías cubanas, incluyendo el ron.