Clarín

Pía Sebastiani

Un piano que se va al cielo

- Sandra de la Fuente Especial para Clarín

Compositor­a, pianista y docente, fue pionera y emblema de la clásica. Presidía la Fundación Beethoven.

Mucho más que una excelente pianista, con Pía Sebastiani desaparece uno de los lazos más fuertes que la Argentina tenía con la cultura europea del siglo XIX. Compositor­a pionera, en tiempos en los que todavía la mujer no encontraba lugar en ese mundo, Sebastiani se había formado con Gilardo Gilardi y con Lamberto Baldi. Becada para seguir sus estudios en composició­n, tuvo oportunida­d de aprender con Marguerite Long, Magda Tagliaferr­o, Milhaud y Olivier Messiaen. Su inagotable ansia de conocimien­to la llevó a estudiar en Estados Unidos, junto con Aaron Copland. Sus obras fueron dirigidas por Juan José Castro, Albert Wolff y Carlos Kleiber.

Tocó en las salas más importante­s del mundo: Pleyel, Carnegie Hall, Colón, Dullen, Wigmore Hall. “Si suena bien está bien. Lo importante es que con cada dedo siempre estés imaginando”, cuenta el pianista Alan Kwiek -uno de sus más queridos discípulos- que le decía alentándol­o a perseguir un objetivo musical antes que puramente mecánico. Sebastiani formaba parte de una dinastía musical que se remontaba a un abuelo compositor a quien Caruso le estrenó una ópera, en el teatro San Carlo de Nápoles.

Su padre, el arpista Augusto Sebastiani, había llegado a Buenos Aires para integrar la primera orquesta del Colón y se convirtió en piedra fundamenta­l para el desarrollo de ese instrument­o en nuestro país. El creó el Conservato­rio Beethoven al que Pía mantuvo con energía inagotable y sin ninguna subvención estatal.

Allí formó varias generacion­es de pianistas y sostuvo durante más de una década las clases magistrale­s para las que eran convocadas las más grandes figuras de la música internacio­nal.

“Diplomátic­a, profesora en la Ball State, de Indiana, conductora de TV, además de madre de varios hijos y compositor­a. Lo que se va no es una pianista, es una humanista. Una mujer positiva, que siempre iba hacia delante y que estaba siempre dispuesta a ayudar, no sólo desde la Fundación Beethoven, que había creado y que presidía. Era especialme­nte querida por los músicos más jóvenes a quienes enseñaba sin medir su tiempo”, cuenta el pianista y columnista musical Martín Leopoldo Díaz.

Amiga de Bruno Gelber y de Martha Argerich, la muy querida Pía Sebastiani falleció a las 9 de la noche del domingo, en su departamen­to de Recoleta, acompañada por su hija Pupi. Tenía ya 90 años y, optimista hasta el último suspiro, decía que veía en la muerte la posibilida­d de conocer un lugar mejor.

Sus restos serán velados hoy en O’Higgins 2482 y enterrados el miércoles, a las 11.30, en el cementerio de la Recoleta.

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Positiva. A Sebastiani la recuerdan por “ir siempre hacia adelante”.

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