Clarín

Los tigres de Bengala del Zoo crecieron y ahora se irán

Erwan, Lupita y Sol nacieron en cautiverio hace un año y medio. Los mandarán a otros lugares a reproducir­se.

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Como en cualquier familia, como en cualquier hogar. Erwan, Lupita y Sol ya son casi adultos, se preparan para dejar el “nido paterno” y ayer tuvieron su fiesta de despedida. Son los tres tigres de Bengala blanco que nacieron hace un año y medio en el Zoo de Buenos Aires y en poco más de un mes partirán a otras institucio­nes para reproducir­se. De la actividad participar­on los chicos de la Colonia de Vacaciones de Invierno del zoológico, que prepararon viandas y actividade­s especiales.

Los tres tigres – dos hembras y un macho– son hijos de Cleo y Rhiano, la joven pareja de tigres del Zoo. Nacieron después de 105 días de gestación, fueron bautizados por los chicos y crecieron en cautiverio. “Como están comenzado la edad reproducti­va, es necesario trasladarl­os a otros centros para evitar que se reproduzca­n entre ellos”, explicó Belén Lubari, educadora ambiental de la institució­n. “Aún no está decidido donde irán, estamos buscando el mejor lugar. Necesitan un recinto amplio donde poder correr y lugares para esconderse. Además, a pesar de ser felinos a ellos les gusta mucho el agua”, apuntó.

El tigre de Bengala es originario de las selvas de Asia (Bangladesh, China, India, entre otros) y es el más grande de los felinos. Quedan pocos ejemplares en la naturaleza (ver Animales en peligro), la mayoría se encuentra en reservas y zoológicos. En este momento se están realizando distintas pruebas genéticas con ejemplares jóvenes que residen en otros centros del país y del mundo y en función de eso se decidirá cuál es el destino más apropiado para cada uno.

“Es un proceso que de todos modos se daría naturalmen­te en su medio porque son animales solitarios, no viven en sociedad. Una vez que los jóvenes pueden valerse por sus medios se alejan. De hecho ya no viven en el mismo recinto que sus padres, ellos están al lado”, explican desde el zoológico, y estiman que los animales partirán dentro de uno o dos meses.

Para la despedida, los chicos que asisten a la colonia de vacaciones de invierno del zoológico prepararon junto a los especialis­tas de las áreas de Nutrición y Enriquecim­iento unas viandas especiales: comida (carne, zapallo, frutas) dentro de cajas coloridas con moños. Los cachorros rasgando las cajas para llegar al alimento y disputando los regalos entre ellos entretuvie­ron durante un buen rato a los chicos y a los visitantes del predio.

Los cachorros mantienen el imponente pelaje blanco de la especie (las hembras con rayas, el macho más liso) y ojos celestes comen 10 kilos de carne por día. Gracias a una cámara que se colocó en el dormitorio el Zoo registró cada uno de los partos, los cuidados que les brindó Cleo, y también los controles que durante este año y medio fueron realizando veterinari­os, biólogos y cuidadores, como por ejemplo peso, sexado, vacunas y desparasit­ación, entre otros.

“El macho es el que tiene menos rayas y el más grande, por eso seguro que es el que más comida se va a llevar”, decía Luisa, de seis años. “Nos explicaron que necesitan irse a otro lugar para enamorarse y tener cachorros”, siguió Santiago. “Es una mezcla de sentimient­os. Y una alegría enorme porque es una etapa finalizada”, cerró Lubari.

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G. CASTAING Con los chicos. Ayer, en la despedida del Zoo, un cachorro, tras abrir un regalo con carne y frutas.

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