Clarín

Primer grito de Tevez

Marcó un golazo de tiro libre en el 3-0 de Boca a Banfield por la Copa Argentina. Fue en Formosa y hubo pasión por el Apache.

- FORMOSA. ENVIADO ESPECIAL Luis Sosa corrientes@clarin.com

La historia de la noche de Formosa es palo y palo, al calor del reloj, como en un caliente ring side norteño, en el que dos se tiran manos desde el primer minuto del primer round. Pero claro, no hay vuelta, ni mandíbula, ni aguante, ni físico, ni táctica que banque la mano del mejor pegador, del gran noqueador del fútbol argentino, ese que dejó el Madison Square Garden para pelear en su casa, con su gente y vestido de azul y amarillo. Carlos Tevez pega y pega fuerte. Ahí queda Banfield, tirado y boquiabier­to pidiendo aire, con los ojos dando vueltas como dos dados, mirando todo, pero mirando a la nada. El Apache llegó, golpeó y venció.

Lo pedía cada una de las casi 30.000 almas que sobrepasar­on la capacidad del estadio Antonio Romero de Formosa. Era el día de Tevez, por su fútbol y por las pasiones. Y por el ritmo, indudablem­ente. Boca comenzó el partido con una intensidad eléctrica, difícil de aguantar para cualquier equipo y peor aún para un Banfield que pobló de espacios a su propia retaguardi­a. En ese esquema, Carlitos estaba enchufado a 220, picante como nunca y marcando en cada paso una diferencia de categoría incontesta­ble.

Por eso, de entrada, Boca repiquetea­ba sobre el área de Bologna. Por Tevez, pero también por un Pablo Pérez estelar, hecho volante con manejo y gol, europeo y total. Por Tevez, pero también por Gago, la segunda guitarra del mediocampo, que va sumando nivel y continuida­d. Por Tevez y por Cubas, la rueda de auxilio de todo y de todos. Por Tevez, al fin, pero también por Calleri, picante en cada intervenci­ón.

Así, Boca comenzó a resolver temprano el planteo táctico osado del Banfield de Matías Almeyda, que ofreció ventajas en muchos sectores. Cuando el conjunto de Arruabarre­na logró resolver el trabajo por las bandas con las duplas Monzón-Cuero (mejor) y PeruzziCas­tillón (con alguna dificultad), la cosa comenzó a parecerse a una invitación a la goleada.

Boca llegó al primero como una consecuenc­ia, en una avanzada de Tevez de derecha a izquierda, que tuvo un remate de zurda en el medio, para el rebote de Pérez. De pisar el área se trata, como le ha- bía pedido el Vasco Arruabarre­na a todos sus volantes. Pérez ratificó que en el equipo actual es más que necesario y puso primera.

Luego de la apertura del marcador, las espaldas de los volantes de Banfield fueron una invitación a que Boca atacara. Por supuesto que todos los de azul y oro marcharon detrás del imparable ritmo del Apache, que deleitó a Formosa con arranques, pelotas al vacío, caños y más. Así, con un movimiento maestro, habilitó a Monzón, que cambió a Pérez, que dejó solo a Calleri. Gol, 2 a 0 y trámite adentro.

En la segunda parte llegó lo que medio país esperaba. Tiro libre en la puerta del área y él, Tevez. La jugada de laboratori­o salió a la perfección. Boca tapó a Bologna con cinco jugadores, que se corrieron en el momento en el que remató el Apache. Palo del arquero y gol. Carlitos, escudo en mano y beso de amor, directo al corazón de todos los bosteros de la noche formoseña. Así tenía que ser, al cabo, como para que todos esos locos que hicieron horas de cola para ver al mejor noqueador del condado tuvieran el saldo esperado en la cuenta de las sonrisas. Tevez parece mucho para nuestro fútbol. Tevez es un montón.

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Carlos Tevez saca el derechazo para dibujar el tercero de Boca junto al palo del arquero. Su último gol en Boca había sido el 17 de diciembre de 2004.
JORGE SANCHEZ Adentro. Carlos Tevez saca el derechazo para dibujar el tercero de Boca junto al palo del arquero. Su último gol en Boca había sido el 17 de diciembre de 2004.

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