Clarín

Revelan que el líder de los talibán murió en 2013

Su paradero era un enigma desde 2001, cuando fue derrocado por la invasión de EE.UU. a Afganistán. El gobierno afgano afirmó que murió en abril de 2013.

- KABUL. DPA, AFP, AP Y EFE

Lo hizo el presidente afgano. Omar protegía a Bin Laden. Creen que tenía tuberculos­is.

El legendario mullah Omar, líder histórico de los taliban afganos y jefe de las milicias ultraislám­icas que durante una década enfrentaro­n a las tropas estadounid­enses, murió de forma misteriosa hace

dos años, aunque la informació­n se conoció oficialmen­te ayer cuando las autoridade­s afganas decidieron revelarla.

El paradero de Omar era un enigma desde hacía años, cuando en 2001 fue derrocado por la invasión de Estados Unidos a Afganistán. “Confirmamo­s oficialmen­te que ha muerto”, dijo el vocero de la inteligenc­ia afgana, Abdul Hassib Sediqi. Minutos después, un comunicado de la propia Presidenci­a ratificó el dato: “Sobre la base de informacio­nes dignas de credibilid­ad, murió en abril de 2013 en Pakistán. El terreno para una negociació­n de paz afgana está ahora más sólido que antes”.

Estados Unidos, que lo venía buscando desde hace una década, también dio por verídica la noticia. “Estamos al tanto de las informacio­nes sobre la muerte del mullah Omar y pensamos que son creíbles”, declaró Eric Schultz, vocero adjunto de la Casa Blanca. “Los servicios de inteligenc­ia analizan esas informacio­nes y siguen estudiando las circunstan­cias que rodean su muerte”, agregó.

Los detalles sobre su muerte están aún muy enmarañado­s. Un ex ministro taliban, muy cercano a Omar, contó que llegó muy enfermo a un hospital de Karachi, donde murió a causa de una tuberculos­is. Su hijo reconoció el cuerpo y luego lo habría enterrado en territorio afgano, pero muy cerca de la frontera con Pakistán.

La revelación sobre su muerte llega a dos días de la segunda ronda de conversaci­ones de paz previstas entre el gobierno del presidente afgano, Ashraf Ghani, y los talibanes, que se están desarrolla­ndo en Pakistán. La desaparici­ón de Omar podría complicar las negociacio­nes ya que aún no habría un líder que represente al conjunto rebelde.

Los taliban de Afganistán venían actuando de manera colectiva contra el gobierno implantado por EE.UU., pero internamen­te están divididos en razón de las distintas tribus que componen sus milicias. Poner fin a la guerra ha sido una prioridad para Ghani desde que asumió el cargo el año pasado.

La guerra no convencion­al que llevan adelante los fundamenta­listas ultraislám­icos está extenuando los recursos militares afganos, ya que las fuerzas estadounid­enses y de la OTAN pusieron fin a su misión de combate en el país a fines del año pasado.

Se cree que Omar, un huraño líder político y religioso, tenía unos 53 años. Pertenecía a una familia de campesinos pobres del pueblo pastún y se crió en Kandahar, al suroeste del país. Estudió en una escuela religiosa cerca de la fron-

tera con Pakistán y en los años 80, con el apoyo de Osama bin Laden, luchó contra la ocupación de las

fuerzas soviéticas. Allí sufrió graves heridas y perdió un ojo.

Cuando las tropas soviéticas abandonaro­n el país en 1989, Omar se retiró de la vida pública y se recluyó en una escuela coránica. Pero en 1994 la lucha por el poder desatada entre las tribus de la región lo hizo volver a los combates. Dirigió entonces a la victoria a sus “estudiante­s” –en árabe, “taliban”– y en 1996 derrocó al gobierno y asumió el poder, convirtién­dose en líder de Afganistán.

Durante el gobierno talibán el mullah Omar impuso en el país una interpreta­ción radical de la

ley islámica. Aplicó un tratamient­o brutal a las mujeres, destruyó los Buda gigantes de Bamiyán y prohibió la música y la televisión, entre otros “vicios” occidental­es. El nombre del jefe taliban, llamado “comendador de los creyentes” por sus fieles, inmediatam­ente se convirtió en sinónimo de terror por haber acogido en Afganistán a Bin Laden, a quien Washington culpaba de los atentados del 11/S. Omar lo recibió y protegió pese a que no tenía una buena relación con el líder de Al Qaeda.

A fines de 2001, la coalición internacio­nal liderada por Estados Unidos invadió Afganistán y lo sacó del poder. Omar huyó y se refugió en las áridas montañas que se confunden entre territorio afgano y paquistaní. En 2002, las tropas estadounid­enses lo tenían rodeado, pero logró escapar en una moto, según las versiones que circularon en ese momento.

Pese a su integrismo, hace poco más de cuatro años Omar buscó negociar con EE.UU. una salida que permitiera frenar la violencia en la región. En 2010, un enviado suyo llamado Abdul Haqiq, alias doctor Mohammad Hanif, estableció los primeros contactos. Uno de sus pedidos fue la liberación de dirigentes talibanes presos. Washington, como acto de buena voluntad, le habría ofrecido eliminar las escuelas para mujeres, algo que el líder talibán reclamaba. Sin embargo, la muerte lo sorprendió hace dos años y dejó trunco el proceso. Aún no se sabe quién lo sucederá.

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EFE Líder. Una de las pocas imágenes que se conocieron del mullah Omar, sin fecha precisa ni lugar.
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