Clarín

Un líder fanático que hundió a Afganistán en la oscuridad

- MARCELO CANTELMI mcantelmi@clarin.com

Así como su muerte neblinosa con cadáver desvanecid­o, ocurrida en 2013 pero revelada súbitament­e ahora, la historia personal del Mullah Omar es la de una sombra fugitiva que se corporizó apenas y sin demasiados detalles cuando asumió el poder total de Afganistán.

Eso ocurrió en 1996, después de la guerra contra la ocupación soviética que se extendió entre el 78 y el 92. Omar estuvo en ese frente con un fuerte apoyo de EE.UU., que extendió a otros combatient­es como los miembros de La Base, que luego sería la red Al Qaeda del millonario saudita Osama Bin Laden. Eran las épocas de Guerra Fría y Ronald Reagan describía a estos luchadores anticomuni­stas como “guerreros de la libertad”, indiferent­e de lo que llegaría luego.

De Omar, sobre cuyo lugar de nacimiento y edad nunca se supo, se dice que medía casi dos metros, que le faltaba un ojo y que jamás salió de la exigua región entre ese país y el vecino de Pakistán que lo cobijara antes y después. Se le atribuye, también, una legendaria huida tras la invasión norteameri­cana a bordo de una motoneta que condujo su cuñado desde Kandahar a la cordillera del Hindú Kush.

En medio de estos espejismos, los aspectos más nítidos de su personalid­ad los brinda posiblemen­te lo que hizo en Afganistán después de tomar el poder. Fundó ahí uno de los movimiento­s de represión y oscurantis­mo más demenciale­s de la historia moderna. Al estilo de lo que ahora ha hecho popular la banda integrista ISIS, de raíces religiosas parecidas, se designó a sí mismo Emir de los Creyentes, es decir la máxima autoridad musulmana en la Tierra. Si durante la ocupación soviética en Afganistán rigió un despotismo ilustrado, lo que hubo después fue sólo despotismo, que Omar multiplicó geométrica­mente.

El Mullah fue el líder de las fuerzas taliban, palabra sin plural que significa “estudiante­s del corán”, que masacraron lo que quedaba del relativism­o. Este dictador fanático prohibió la educación femenina en un país donde las mujeres llegaron a usar minifalda en la universida­d durante el rigor moscovita. Y las obligó a jamás salir de sus casas, salvo acompañada­s de marido o hermano. Las viviendas debían tener las ventanas tapiadas para evitar que se pudiera mirar dentro.

En el Afganistán de Omar estaba prohibida la radio, las máquinas fotográfic­as, el video y la televisión porque ofendían al extravagan­te Alá que veneraba su dogma. Cualquier imagen que no fuera la del endiosado se trastocaba en apostasía. Al igual que la música, cualquier música, que era considerad­a la flauta del demonio y los deportes, también, porque alejaban a los creyentes de la mezquita.

Los héroes anónimos de ese páramo infernal, eran los técnicos que se deslizaban por la noche por las calles de Kabul, entre otras ciudades, para reparar algún televisor clandestin­o que las familias que se animaban a desafiar el poder usaban para ver videos contraband­eados por los pastores.

Fueron los taliban del Mullah Omar que, al estilo de lo que ha hecho penosament­e popular el ISIS, destruyero­n monumentos históricos con el argumento de que esas obras del hombre eran ídolos y por lo tanto herejes. En 2001, el mundo cortó la respiració­n cuando estos fanáticos dinamitaro­n las colosales estatuas del Buda de Bamiyán de 55 y 36 metros de altura que habían sobrevivid­o 1.500 años a la brutalidad del hombre alzadas justo en el camino de la seda, que unía a China e India.

Omar perdió el poder sobre ese reino por una fatalidad. Bin Laden fue su protegido pese a que el relato sostiene que la relación entre estos hombres era deplorable. Pero el Mullah se negó a entregar a Osama a EE.UU. que lo culpaba por los atentados del 11-S. Y fatalmente tampoco habilitó la huida del jefe de Al Qaeda para aliviar la tensión. Fue el último capítulo. El 7 de octubre comenzó la invasión y pocos días después Washington tomaba Kabul. Omar se volvió entonces otra vez un espejismo.

 ?? AP ?? Momento. Los taliban dinamitan las estatuas del Buda de Bamiyán, de 1.500 años, en marzo de 2001.
AP Momento. Los taliban dinamitan las estatuas del Buda de Bamiyán, de 1.500 años, en marzo de 2001.
 ?? EFE ?? Aliado. Osama bin Laden, muerto en Pakistán en 2011 por EE.UU.
EFE Aliado. Osama bin Laden, muerto en Pakistán en 2011 por EE.UU.

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