Peter Lanzani da el salto
Hace cine, teatro y TVV
Filmó “El clan”, protagoniza “Equus” y estrenará una tira.
En cuanto suena esa palabra ( prejuicio), Peter Lanzani reacciona, se pone más enérgico y dice: “Decímelo a mí, que a veces siento que mi vida es un prejuicio”.
O sea... hoy, a los 24 años, el actor transita el camino hacia la madurez, pero sigue cargando en la mochila sus comienzos en la “escudería Cris Morena”, primero con Chiquititas, y luego, entre 2006 y 2010, cuando se metió en la piel de Thiago para formar parte de Casi ángeles con todo lo que eso explica: fama repentina e histeria adolescente en las puertas de canales y teatros, vértigo, crecer de golpe.
“Eso, los prejuicios, en un momento me jodía”, está diciendo Peter. “Pero después te das cuenta de que ese tipo de mirada habla más de las personas que te etiquetan que de uno mismo. La gente habla por hablar, muchas veces. Es mas fácil que pagar una entrada, venir a ver una obra, o mirar una película.”
Para verlo en una obra, basta con ir al Galpón de Guevara (la sala palermitana) donde acaba de estrenar Equus, el clásico de Petter Shaffer que tanto escándalo generó en 1976, en plena dictadura, con el desnudo de su protagonista de entonces, Miguel Angel Solá (ver Aquella polémica...). Pa-
ra verlo en una película, estamos a días del estreno de El clan, la peli sobre la familia Puccio en la que Lanzani interpreta a uno de los hijos del patriarca Arquímedes (Guillermo Francella), con la flamante distinción de saber que el filme competirá por el Oso de Oro en el Festival de Venecia.
“Mucha gente dice: a ver este boludo que salió de lo de Cris Morena y ahora se quiere poner en pelo
tas... eso puede ser ofensivo, pero a la vez define al que lo piensa, sin saber. Sin ir más lejos, un tipo que luchó contra ese prejuicio fue Ricardo Darín, para muchos nada más que un galancito en sus comienzos, y hoy ¿qué tienen para decir de Ricardo Darín?”, sigue su razonamiento Peter, y dentro de un rato se explayará a fondo sobre su condición de cinéfilo y su debilidad particular por Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio.
Pero antes cuenta cómo llega a este momento de su carrera, donde literalmente se desnuda ante el público. “El primero que me recomendó Equus fue Alejandro Veroutis, el agente de prensa. A partir de ahí empecé a leer varias versiones, en inglés y en español, y me encantó, es muy jugada, súper interesante actoralmente. Estuve luchando para comprar los derechos, lo conseguí y aquí estamos. Hace dos años que veo puestas, leo guiones, vi la película (con Richard Burton, de Sidney Lumet)”, dice sobre su personaje,
Alan, un joven de 17 años atormentado por una extraña fascinación sexual y religiosa por los caballos. Y su relación con Dysart (Rafael Ferro), su psiquiatra, todo bajo la dirección de Carlos Sorín.
“La obra tiene una carga psicológica tan fuerte que resulta interesante por donde la mires, mucho más allá del desnudo”, aclara Peter. Y es que basta hablar de Equus para asociar la obra al desnudo del protagonista. Alcanzó con que aparecieran las primeras fotos en la revista Caras para que la polémica mutara en cargadas, memes que le dicen en tiempos de redes sociales. “Por ahí publicaron que me había enojado. Nada que ver. Acá, cada personaje tiene un Caín y Abel adentro, ¡a todos nos pasa eso! Entre Alan y Dysart hay una lucha por domarse uno al otro, y por cómo domar los demonios internos que todos tenemos. Como actor es un gran desafío. Y el hecho de estar con un tipo como el Rafa Ferro, con tantas tablas encima, por un lado me hace sentir muy seguro y, por otro, es un aprendizaje desde que empezamos a ensayar.”
Y así, hablando de cómo se va construyendo un personaje tan denso, es que Lanzani desnudará en la charla su pasión cinéfila, primero, y futbolera después... “Me encanta el cine. Veo muchísimo. Scorsese me mata. (Quentin) Tarantino también me gusta mucho. Pero mi favorita es El aviador, con Leo DiCaprio, mi actor favorito. En la dupla que forma con Scorsese te das cuenta cómo, a veces, la unión de un director y un determinado actor los potencia, surge lo mejor de ambos”.
¿Cómo sería eso? Un director necesita a alguien que plasme lo que él tiene en su cabeza como película. Y un actor, para desarrollarse, depende de la mirada del director, de cómo piensa sus planos. Hay muchas formas de contar las cosas. En El lobo de Wall Street se ve claramente. ¡Por Dios, otra película increíble, esa! ¿Viste la escena genial del comienzo, con Matthew McConaughey? ¿El almuerzo? Cuando se golpea el pecho y canta... ¡Esa! ¿Sabés que es improvisada? Lo pelaron ahí, sobre la marcha... Bueno, me parece que Pablo Trapero es de esos directores que mires lo que mires, nunca te decepciona, siempre tiene algo interesante. En El clan, trabajar con Guillermo (Francella) fue un plus: un divino, me enseñó, me acompañó, me apoyó, nos conectamos, y creo que cuando se da ese feeling se nota, traspasa la pantalla.
Y el cronista no sabe muy bien cómo, pero ahora Peter está en una encendida defensa de Lionel Messi, luego de aclarar que su corazón futbolero es “verdolaga” (de Ferro) porque si bien él siempre fue un chico de Belgrano, papá viene de Caballito. “No puedo creer cómo muchos lo siguen matando”, se indigna al recordar las críticas que le cayeron a Lio después de la final de la reciente Copa América. “Fui a la cancha porque justo Tini (Stoessel, su novia) cantaba en Chile, así que aproveché. No hizo un mal partido. Y casi casi cambia la historia. Llega a entrar la última y todavía le están sobando el lomo. Como tantas veces, aparece nuestro maldito exitismo. Me cuesta creer que se lo cuestione cuando está a la vista que es el mejor del mundo. Y me cuesta creer, además, que muchos sigan haciéndose una pregunta con respuesta obvia: ¿Pero por qué en la Selección no juega como en el Barcelona? Para empezar, muchachos, porque no juega ni con Iniesta, ni con Neymar, ni con Suárez, y así podría seguir. Y para terminar, porque el Barsa juega de memoria, y en la Selección todavía se están conociendo.”