Clarín

Kicillof miente

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- rkirschbau­m@clarin.com Ricardo Kirschbaum

veces el riesgo de hacer chistes es que a uno lo tomen a broma. Eso, para un ministro de Economía pero más que nada para la economía en sus manos, no sería ningún chiste sino un riesgo. El ministro del chiste es Kicillof, que el miércoles le dijo a un periodista que si no quería pasar por su oficina, él se podía encargar de mandarle la lista del 10% de los trabajador­es que pagan Ganancias sobre sus sueldos y al otro día

dijo que era un chiste que los que lo estaban entrevista­ndo habían entendido. Ayer tuvo que aclarársel­o al resto que no había entendido.

Después, en un acto de sinceridad, se dijo a sí mismo tarado. En el mismo reportaje, había dicho no una sino tres veces la misma frase: había que regular los alquileres. Textual: “Hay que regular, hay que regular desde el Estado el tema de los alquileres, hay que regularlos”. Un día después, posiblemen­te impulsado por alguna reprimenda fuerte, metió marcha atrás. Y mintió: “Lo quiero desmentir, es una taradez, yo no lo dije”.

Se ha hecho o se le ha hecho fama de ser experto en Marx. Queda por aclarar si de Karl o de Groucho. Este último fue el que dijo “la política es el arte de buscar problemas, encontrarl­os, hacer un diagnóstic­o falso y después aplicar los remedios equivocado­s”. Al menos esto tiene algo de gracia, pero negar la realidad y negarse a sí mismo tiene más bien poca.

Pero el chiste principal del ministro de Economía durante la entrevista del chiste y la taradez (que no fue suya, sino de los dia- rios, por supuesto, Clarín), fue este otro, múltiple: a) estamos más estables en el tipo de cambio que Brasil, b) los problemas internos son por la situación económica mundial, c) no tenemos problemas de deuda, de balanza comercial, ni de reservas. Remate: “No pasa nada en la economía que requiera un cambio drástico”. Problema: ¿es un chiste?

Hay suficiente­s evidencias a esta altura de que el kirchneris­mo hizo desaparece­r los hechos. La negativa de Kicillof, grabadas en video, son desmentida­s por él mismo con la seguridad que la falange del que forma parte preferirá creer que no dijo lo

que dijo. Así es el relato K. Cualquier día de estos pueden llegar a afirmar que la lluvia ya no moja más. La realidad no es lo que es sino es un sencillo juego de palabras.

Sin embargo, que el ministro haya tenido que salir a aclarar que había sido un chiste la lista de los que pagan Ganancias, existente en su despacho, y definir como una taradez su propuesta de regular los alquileres, muestra que alguien muy influyente le ordenó salir a desdecirse.

Quizá Scioli haya sido el responsabl­e de que Kicillof haya sido obligado a mentir.

La proximidad de las PASO obligaron a Kicillof a meter marcha atrás y negar haber dicho lo que dijo por TV

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