Intervención artística en un pilote abandonado
Actualmente una especie de T de hormigón emerge en medio de la curva de la autopista. Los vecinos aprovechan la estructura como base para apoyar tanques de agua y todo tipo de antenas: de Wi-Fi, de teléfonos y de televisión satelital. Pronto ese vestigio de una red de autopistas que nunca fue quedará convertido en una intervención artística. En los 70 la dictadura militar había planeado la construcción de seis autopistas interconectadas; una de ellas sería la Ribereña, que iba a empalmar con la Illia. Pero esta red de vías rápidas nunca se construyó.
Ahora ese pilote de hormigón se transformará en base de una intervención artística diseñada por el arquitecto Ramiro López Saubidet. Se trata de “una cruz Tau Franciscana en honor al mensaje de humildad del Papa Francisco. La Tau es la última letra del alfabeto hebreo y decimonovena del alfabeto griego, que corresponde a la que en nuestro idioma se denomina T”, explicaron desde la Secretaría de Hábitat e Inclusión del Ministerio de Desarrollo Económico. “Y es también todo un símbolo para los franciscanos. San Francisco profesaba una profunda devoción al signo Tau ya que era signo de conversión, de elección, de protección por parte de Dios, de redención y de salvación en Cristo, además de representar humildad como valor y virtud”, detalló Gonzalo Mórtola. La cruz se realizará con un revestimiento de durmientes de madera sobre una estructura metálica y será iluminada todas las noches.
Más allá de la intervención artística y la búsqueda de aportar verde a esta red metálica horizontal, lo cierto es que la obra también servirá para limitar la altura de las viviendas, que desde hace tiempo asoman entre ambas manos. La cercanía entre la autopista y el asentamiento –hoy con unos 40.000 habitantes– genera, tanto para los habitantes como para los conductores, una situación de inseguridad y tensión permanente.