Le reclamó una deuda de $ 800 a un vecino y lo mataron de un tiro
La plata era de la venta de un celular. La familia de la víctima dice que el asesino es un dealer y que tiene protección.
“Mi hija me pregunta dónde está el tío. Se me llenan los ojos de lágrimas. No sé qué decirle, cómo contarle que ya no lo va a volver a ver”, cuenta Horacio, hermano de Diego Javier Mendoza, un joven de 24 años asesinado el lunes en Banfield luego de una pelea que arrancó por una deuda de $ 800.
Los amigos y familiares de la víctima denuncian que el asesino es un vecino del barrio y difunden su foto en las redes sociales. Además, aseguran que la Policía lo dejó escapar y preparan una marcha para el sábado. “Le liberaron la zona y permitieron que se fuera”, denuncia Horacio.
Según reconstruyó a Clarín Sebastián, un amigo de Diego que estaba junto a él en el momento del crimen, todo comenzó con el reclamo de una deuda. “Yo había vuelto del trabajo, cerca de las 17.30, y me junté con Diego y con otro chico frente a mi casa, en Estrada al 1800. Al rato apareció este vecino, de unos 30 años. Diego le empezó a decir que le tenía que dar los $ 800 pesos que le debía, porque le había vendido un celular hacía más de un mes. ‘Te vas a bailar, a comer afuera y no tenés plata para pagarme’, le reprochó. Hubo una discusión y se empezaron a pelear”, cuenta Sebastián.
La cosa no iba a terminar ahí. El asesino fue hasta su casa, a la vuelta del lugar del crimen, y agarró un arma. “Vuelvo y te mato”, le había advertido a Diego. Sin embargo, ni él ni sus amigos creyeron en la amenaza.
Minutos después, los tres amigos escucharon un disparo y se dieron cuenta de que el ruido venía desde la esquina. La víctima intentó defenderse a pedradas y el agresor tiró una vez más, mientras se seguía acercando. El tercer balazo sería letal. “Yo estaba a unos metros de él y me cubrí atrás de un palo de luz. Escuché un ‘ay’ y me di cuenta de que le había dado”, cuenta el testigo.
Según confirmaron fuentes del caso, el balazo le dio en el brazo de derecho y le perforó el tórax. Ante la demora de la ambulancia, lo llevaron al Hospital Gandulfo de Lomas de Zamora arriba de un patrullero. Pero cuando llegó al centro de salud ya estaba muerto.
La reacción del barrio fue instantánea. “Cuando llegó la Policía la gente les decía que el asesino se había ido caminando a la casa. Pero tardaron en ir a buscarlo y se escapó. Lo pasó a buscar un amigo en una camioneta”, relata Sebastián. “Pagó para tener la zona liberada”, asegura el hermano de la víctima. En la zona denuncian que el homicida está vinculado a la venta de drogas y que tiene protección. Por eso, el sábado a las 17 marcharán al destacamento de Banfiel Oeste, en Larroque al 1100.
Diego era fanático de las motos y solía hacer viajes largos con sus amigos. Hacía un año estaba sin trabajo y, cuentan los que lo conocían, vivía de pequeñas changas. Así ayudaba a su mamá, con quien vivía. “Mi vieja se quedó sola. Estamos analizando que se mude con alguno de sus otros cinco hijos. Todavía no cayó”, cuenta Horacio.