Clarín

Atropellan tres veces a una mujer policía para sacarle la pistola

La chocaron cuando cruzaba la calle con su tía. Retrocedie­ron, le pasaron por encima y luego volvieron a pisarla.

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el pecho. Aún así, logró subirse a la Citroën Berlingo blanca que había dejado estacionad­a en la puerta de la sucursal, sobre Boedo, en el sector reservado para los camiones de caudales.

El ladrón arrancó hacia la calle Don Bosco. “Llegó a circular unos 40 metros, hasta que cayó desvanecid­o sobre el volante. La Berlingo, ya sin control, se subió arriba de la vereda y terminó incrustada entre un árbol y la pared de una casa”, explicaron los investigad­ores.

Antes de chocar, la camioneta llegó a rozar una moto del estilo enduro que pasaba por el lugar. El conductor perdió el control y cayó al pavimento. Minutos después llegó una ambulancia del SAME, pero el asaltante ya estaba muerto. El motociclis­ta herido fue llevado al hospital.

El caso es investigad­o por peritos de Gendarmerí­a Nacional, que ayer analizaban las cámaras de seguridad para descartar que el ladrón muerto haya actuado con un cómplice. Secuestrar­on el arma que usó: un revólver calibre 38.

“No había mucho dinero en el momento del robo, solo el que dispone la sucursal en cada apertura ( unos 20.000 pesos). El ladrón tampoco intentó robar el tesoro”, resaltó Arizaga.

Al revisar al ladrón, le encontraro­n la constancia del trámite de su DNI. También tenía los documentos de la camioneta, registrada a nombre de su mamá. El ataque fue brutal, desmedido y salvaje. María Belén González, una agente de 22 años de la Bonaerense, volvía el miércoles a su casa de Almirante Brown acompañada de una tía. Todavía vestía el uniforme y llevaba la pistola reglamenta­ria en la cintura. Mientras cruzaban la calle, un coche las atropelló. El conductor hizo marcha atrás y volvió a pasar el auto por encima del cuerpo de la mujer policía. El acompañant­e bajó, le robó el arma y, al escapar, pasaron por tercera vez por sobre la joven, que anoche seguía internada en grave estado.

González –que cumple tareas en el Comando de Prevención Comunitari­a (CPC) de Avellaneda– fue llevada al Hospital Arturo Oñativia, en Rafael Calzada. Luego la trasladaro­n al Centro Integral Fitz Roy, de Villa Crespo, donde ayer continuaba internada. La joven sufrió fuertes golpes en la cabeza, fractura de clavícula, doble fractura de pelvis, doble fractura de fémur y fractura de húmero, entre otras lesiones.

El hecho se conoció ayer, luego de que la familia decidiera hacer público el caso en busca de testigos, ya que aún no hay detenidos. “Pedimos a la gente del barrio que haya visto algo que se acerque y hable. Sabemos que pueden llegar a tener miedo, pero pueden presentars­e de forma anónima”, pidió Maximilian­o, cuñado de la joven. “Ser policía era su sueño, era su vocación, siempre quiso ser policía”, agregó Alberto, el padre de Belén.

Todo ocurrió el miércoles alrededor de las siete de la tarde en Humberto 1° y Las Calandrias, en la localidad de San Francisco Solano, partido de Almirante Brown.

Belén y su tía estaban cruzando la calle y en eso apareció a toda velocidad un Volkswagen Gol Trend gris oscuro que las atropelló. La joven quedó tirada en la calle y su tía, con medio cuerpo en una zanja.

El coche frenó algunos metros más adelante. Luego, hizo marcha atrás y pasó por segunda vez por encima del cuerpo de González. El hombre que iba en el asiento del acompañant­e bajó del vehículo, le robó el arma reglamenta­ria a la víctima e incluso le habría gatillado dos veces. Algunos chicos que estaban en el lugar, al ver la dramática situación, reaccionar­on tirándole piedras al Gol, que aceleró para poder escapar. Antes de hacerlo, volvió a pasar una vez más por encima de la agente.

“Las dejaron abandonada­s entre la vida y la muerte, para luego darse a la fuga. Actuaron con total desprecio por la vida”, dijo ayer el jefe de la Policía Bonaerense, Hugo Matzkin. La tía de Belén también sufrió lesiones, pero leves.

Los delincuent­es aún no habían sido identifica­dos ayer. Y los pro- pios familiares de Belén se habían puesto a recorrer el barrio en busca de testigos. “Nos dijeron que en el lugar había cámaras de seguridad municipale­s, pero ninguna funciona. Estamos desesperad­os y pedimos que quienes hayan visto algo se presenten”, reclamó el papá de la joven.

Anoche Belén González seguía en terapia intensiva, asistida por respiració­n mecánica. Matzkin afirmó que la “saña” con la que atacaron a la chica tuvo que ver con que es policía. “Cuando nosotros portamos el uniforme es para que nos identifiqu­en como ‘guardianes del orden’ y podemos sufrir consecuenc­ias de estas”, detalló.

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Desesperan­te. Así es el estado de María Belén González, de 22 años.

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