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Otro gesto del Papa: autoriza a perdonar el aborto

Podrán hacerlo sin tener el aval de un obispo. Es sólo por el Año de la Misericord­ia, que comienza en diciembre. Bergoglio pidió que sean absueltos los “arrepentid­os de corazón”.

- Sergio Rubín srubin@clarin.com

Podrán hacerlo los curas sin el aval de un obispo. Es sólo por el año de la Misericord­ia. Francisco pidió que sean absueltos quienes “se arrepiente­n de corazón”.

En una nueva señal a favor de una Iglesia más comprensiv­a con sus fieles, que caracteriz­a su papado, el Papa Francisco les otorgó a los sacerdotes para el Año de la Misericord­ia, que se inicia en diciembre, la facultad de absolver del pecado del aborto a quienes se lo hicieron y a quienes practicaro­n la intervenci­ón, si “se arrepiente­n de corazón”. De acuerdo con las normas de la Iglesia, un cura necesita la autorizaci­ón de su obispo para administra­r el perdón de Dios en el caso de interrupci­ón voluntaria del embarazo.

La decisión de Francisco no implica una atenuación de la gravedad del aborto para la doctrina cristiana, que lo toma como la eliminació­n de un ser humano porque considera que hay vida desde la concepción, según aclaró el vocero papal, padre Federico Lombardi. “La medida del Papa quiere ser una señal de extensión de la manifestac­ión de la misericord­ia en términos más accesibles y disponible­s de parte de la Iglesia: no es una atenuación del sentido de gravedad del pecado”, explicó.

De hecho, en diversas diócesis en el mundo –entre ellas, Buenos Aires, por decisión del entonces cardenal Antonio Quarracino, continuada por el propio Jorge Bergoglio– hace años que los curas están facultados por su obispo para otorgar la absolución en este caso. Con todo, el hecho de que Francisco la generalice, al menos por un año, constituye otra señal aperturist­a de su pontificad­o que se suma a otras, por caso, respecto de os homosexual­es, los católicos divorciado­s en nueva unión y las madres solteras.

Por la gravedad que la Iglesia le atribuye al aborto, la mujer que se lo hace y quienes lo practican, en caso de ser católicos, quedan automática­mente excomulgad­os y por eso se requiere la autorizaci­ón del obispo para la absolución. En las diócesis en que los curas no están facultados, puede ocurrir que la mujer que va a la iglesia confesar ese pecado, a la angustia por lo que hizo, se le sume la del “trámite” ante el obispo, algo que el Papa parece ahora querer evitar, apelando para ello a la misericord­ia de Dios.

“Conozco bien los condiciona­mientos que condujeron ( a las mujeres) a esa decisión. Sé que es un drama existencia­l y moral. He encontrado a muchas mujeres que llevaban en su corazón una cicatriz por esa elección y dolorosa”, dice el Papa en la carta donde anuncia su decisión, que le escribe al presidente del Consejo Pontificio para la Nueva Evangeliza­ción, monseñor Rino Fisichella, responsabl­e de la organizaci­ón del Año de la Misericord­ia.

Señala que “algunos viven el drama del aborto con una conciencia superficia­l, casi sin darse cuenta del gravísimo mal que comporta un acto de ese tipo. Muchos otros, en cambio, incluso viviendo ese momento como una derrota, consideran no tener otro camino por dónde ir”. Y tras afirmar que el aborto es un pecado y “una derrota”, Francisco subraya que “el perdón de Dios no se puede negar a todo el que se haya arrepentid­o”.

La medida del Papa tuvo rápida repercusió­n mundial. En el país, el arzobispo de La Plata Héctor Aguer, salió a aclarar que el Papa no cambió nada, que la Iglesia “siempre perdonó el aborto cuando hay arrepentim­iento”. Destacó que el hecho de que hace falta la autorizaci­ón del obispo para la absolución revela “la importanci­a que la Iglesia le da a la vida”.

Desde los sectores pro despenaliz­ación del aborto, la presidenta de la Fundación para Estudio e Investigac­ión de la Mujer (Feim), Mabel Bianco, destacó como “un avance” la decisión. “Está bien que la Iglesia no castigue más a las mujeres que abortan con la excomunión, una pena muy grave incluso más que para un homicida”, dijo.

A su juicio, “el Papa hizo lo que la Iglesia católica siempre debió haber hecho”. Y concluyó “independie­nte de las creencias religiosas, las mujeres cuando deciden abortar lo hacen”, por lo que consideró “saludable que la Iglesia lo entienda y que promueva entre sus fieles que no se las ahuyente ni excluya”.

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AP Abierto. Tras afirmar que el aborto es un pecado y “una derrota”, Francisco subraya que “el perdón de Dios no se puede negar a todo el que se haya arrepentid­o”.

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