Otro gesto del Papa: autoriza a perdonar el aborto
Podrán hacerlo sin tener el aval de un obispo. Es sólo por el Año de la Misericordia, que comienza en diciembre. Bergoglio pidió que sean absueltos los “arrepentidos de corazón”.
Podrán hacerlo los curas sin el aval de un obispo. Es sólo por el año de la Misericordia. Francisco pidió que sean absueltos quienes “se arrepienten de corazón”.
En una nueva señal a favor de una Iglesia más comprensiva con sus fieles, que caracteriza su papado, el Papa Francisco les otorgó a los sacerdotes para el Año de la Misericordia, que se inicia en diciembre, la facultad de absolver del pecado del aborto a quienes se lo hicieron y a quienes practicaron la intervención, si “se arrepienten de corazón”. De acuerdo con las normas de la Iglesia, un cura necesita la autorización de su obispo para administrar el perdón de Dios en el caso de interrupción voluntaria del embarazo.
La decisión de Francisco no implica una atenuación de la gravedad del aborto para la doctrina cristiana, que lo toma como la eliminación de un ser humano porque considera que hay vida desde la concepción, según aclaró el vocero papal, padre Federico Lombardi. “La medida del Papa quiere ser una señal de extensión de la manifestación de la misericordia en términos más accesibles y disponibles de parte de la Iglesia: no es una atenuación del sentido de gravedad del pecado”, explicó.
De hecho, en diversas diócesis en el mundo –entre ellas, Buenos Aires, por decisión del entonces cardenal Antonio Quarracino, continuada por el propio Jorge Bergoglio– hace años que los curas están facultados por su obispo para otorgar la absolución en este caso. Con todo, el hecho de que Francisco la generalice, al menos por un año, constituye otra señal aperturista de su pontificado que se suma a otras, por caso, respecto de os homosexuales, los católicos divorciados en nueva unión y las madres solteras.
Por la gravedad que la Iglesia le atribuye al aborto, la mujer que se lo hace y quienes lo practican, en caso de ser católicos, quedan automáticamente excomulgados y por eso se requiere la autorización del obispo para la absolución. En las diócesis en que los curas no están facultados, puede ocurrir que la mujer que va a la iglesia confesar ese pecado, a la angustia por lo que hizo, se le sume la del “trámite” ante el obispo, algo que el Papa parece ahora querer evitar, apelando para ello a la misericordia de Dios.
“Conozco bien los condicionamientos que condujeron ( a las mujeres) a esa decisión. Sé que es un drama existencial y moral. He encontrado a muchas mujeres que llevaban en su corazón una cicatriz por esa elección y dolorosa”, dice el Papa en la carta donde anuncia su decisión, que le escribe al presidente del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, monseñor Rino Fisichella, responsable de la organización del Año de la Misericordia.
Señala que “algunos viven el drama del aborto con una conciencia superficial, casi sin darse cuenta del gravísimo mal que comporta un acto de ese tipo. Muchos otros, en cambio, incluso viviendo ese momento como una derrota, consideran no tener otro camino por dónde ir”. Y tras afirmar que el aborto es un pecado y “una derrota”, Francisco subraya que “el perdón de Dios no se puede negar a todo el que se haya arrepentido”.
La medida del Papa tuvo rápida repercusión mundial. En el país, el arzobispo de La Plata Héctor Aguer, salió a aclarar que el Papa no cambió nada, que la Iglesia “siempre perdonó el aborto cuando hay arrepentimiento”. Destacó que el hecho de que hace falta la autorización del obispo para la absolución revela “la importancia que la Iglesia le da a la vida”.
Desde los sectores pro despenalización del aborto, la presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (Feim), Mabel Bianco, destacó como “un avance” la decisión. “Está bien que la Iglesia no castigue más a las mujeres que abortan con la excomunión, una pena muy grave incluso más que para un homicida”, dijo.
A su juicio, “el Papa hizo lo que la Iglesia católica siempre debió haber hecho”. Y concluyó “independiente de las creencias religiosas, las mujeres cuando deciden abortar lo hacen”, por lo que consideró “saludable que la Iglesia lo entienda y que promueva entre sus fieles que no se las ahuyente ni excluya”.