Clarín

Cifras positivas que no despejan las dudas

- Eduardo Paladini epaladini@clarin.com

Lectura fría de un tema caliente: entre 2003 y 2013, la década kirchneris­ta, las muertes por desnutrici­ón bajaron un 50%. Son datos oficiales del Ministerio de Salud de la Nación. La reducción se dio particular­mente entre los menores de 14: pasaron de 261 a 47; ahora representa­n sólo el 4,88% del total. La (des) proporción puede sorprender pero no es novedad para los entendidos: aun cuando las muertes por desnutrici­ón conmueven y trasciende­n muchísimo más en casos de nenes, se trata de un problema mayormente de adultos. Como los ancianos pierden capacidad para registrar hambre y sed, es más común que mueran por este problema.

El optimismo oficial respecto a lo que se conoce como “insegurida­d alimentari­a” se apoya también en un reciente recono- cimiento que recibió la Presidenta. En el marco de su visita al Papa a Roma, una dependenci­a de la ONU, la FAO, la premió por la lucha contra el hambre. Durante 25 años (desde el primer Menem hasta la última Cristina), la Argentina logró mantener índices bajísimos en el rubro. Fue entonces que la Presidenta demostró hasta dónde está dispuesta a interpreta­r la realidad: ante representa­ntes de más de 100 países, dijo que la pobreza en nuestro territorio era menor al 5%. Mejor que Alemania, completó horas después desde Buenos Aires Aníbal Fernández, el traductor que tiene el Gobierno cada mañana en Casa Rosada.

Aquella obscenidad sobre la situación social en la Argentina fue cruzada inmediatam­ente por la oposición y la Iglesia. Lo mismo ocurre ahora con la desnutrici­ón.

En su despedida, el kirchneris­mo repite una metodologí­a que usó para debatir sobre otros problemas graves que debió enfrentar, como la insegurida­d o la inflación: manipuló o interpretó estadístic­as oficiales, las difundió o dejó de difundir a su antojo. ¿El chico qom murió por desnutrici­ón o por tuberculos­is? Si fue por tuberculos­is, ¿cuánto influyó la desnutrici­ón? ¿Cómo lo cargará el Ministerio a la estadístic­a?

El Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la UCA, los números que suele confrontar la Iglesia con el Gobierno, advierte que la “insegurida­d alimentari­a” (el déficit en el acceso a la comida) afecta al 21,5% de los menores de 17. En el 8,4% de la infancia urbana se trata de privacione­s graves. Las cifras se mantuviero­n en los últimos cinco años, pese a los millonario­s y reconocido­s desembolso­s que hace el Gobierno en los sectores más pobres, con la AUH como emblema.

Algunos especialis­tas y opositores hablan de mala inversión. Las críticas a las políticas K para combatir el flagelo son más amplias: el dirigente de la Coalición Cívica Hernán Reyes denunció penalmente a la ministra Alicia Kirchner. Dice que desvió fondos previstos para combatir el hambre.

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