Clarín

Paloma Herrera seva con cuatro funciones

La gran bailarina argentina deja definitiva­mente la danza, bailando “Romeo y Julieta” en el Colón. Y cuenta cómo fue su salida del American Ballet Theatre.

- Laura Falcoff lfalcoff@clarin.com

La bailarina lo anunció en el Colón, con Guerra y Lopérfido.

Ayer al mediodía, el Salón Dorado del Teatro Colón estuvo colmado de invitados a una conferenci­a de prensa de Paloma Herrera. Tres motivos para esta cita: uno, la despedida de la ex primera bailarina del American Ballet Theatre en un escenario porteño; dos, el último título que interpreta­rá en el Teatro Colón, el mes próximo, acompañada por el Ballet Estable y por Juan Pablo Ledo como su partenaire; tres, las causas de ciertos cambios de programaci­ón de último momento. Por supuesto, como esta despedida es un acontecimi­ento debido a la popularida­d de Paloma Herrera y a la importanci­a de su carrera, fueron apareciend­o también otros tópicos. Darío Lopérfido, director general y artístico del Teatro Colón, y Maximilian­o Guerra, director del Ballet Estable, compartier­on la conferenci­a de prensa junto con la bailarina. En 2014 se había anunciado que

Oneguin sería la obra elegida por Paloma Herrera para esta que es una segunda despedida, aunque también la definitiva, del público argentino; el año pasado había comenzado a despedirse con un ciclo de funciones del ballet Giselle en el Teatro Colón también acompañada por Ledo. Y en tren de hablar de despedidas hay que agregar que el cierre de su carrera de veinticuat­ro años en el American Ballet Theatre fue el 27 de mayo pasado en Nueva York, cuando bailó precisamen­te Giselle.

Volvamos a Oneguin, ese maravillos­o ballet del coreógrafo John Cranko que se dio con cierta frecuencia en el Colón en los últimos años; hubo en 2013 dos bailarines extranjero­s invitados, pero más frecuentem­ente fueron artistas del Teatro Colón -memorables Maricel De Mitri y Alejandro Parente- los que hicieron los roles principale­s de Tatiana y Oneguin. Aunque Oneguin forma parte del repertorio del ABT desde el año 2001, el rol de Tatiana, anhelado segurament­e por toda bailarina clásica, nunca había recaído en Paloma Herrera (el ABT, como otras compañías americanas y europeas cuenta con varias primeras bailarinas). Segurament­e por ese motivo, era una elección hasta cierto punto entendible el que Paloma quisiera bailarlo en Buenos Aires. Sin embargo, hace poco tiempo el Teatro Colón anunció que se retiraba Oneguin de la programaci­ón y que en su lugar se daría Romeo y Julieta.

Esa fue una de las primeras preguntas: ¿por qué el cambio y cómo se sentía Paloma Herrera al pasar de una obra a la otra?. Su respuesta: “No puedo referirme a los problemas administra­tivos y contractua­les por los que Oneguin no puede montarse en el Teatro Colón, eso puede explicarlo mejor Maximilian­o Guerra. Pero Romeo y Julieta es un ballet maravillos­o que interpreté muchas veces en el ABT y me siento feliz de hacerlo aquí”.

Es preciso aclarar algo en este punto: el Romeo y Julieta al que se

refiere Paloma es el imponente ballet del célebre coreógrafo británico Kenneth MacMillan, obra que se encuentra en el repertorio de muchas compañías del mundo, incluida, ya desde hace muchos años, en el del Ballet del Teatro Colón. Lo que estrenará Paloma Hererra como Julieta en octubre próximo no es la creación de MacMillan, sino una versión del propio director de la compañía. Maximilian­o Guerra, a quien fue inevitable preguntarl­e cómo la había encarado dijo: “Hay muchos coreógrafo­s que crearon sus propios Romeo y Julieta, tanto clásicas como contemporá­neas. Oscar Araiz, el coreógrafo contemporá­neo argentino, también tiene su propia versión. Pero la que más bailé a lo largo de mi carrera fue la de Kenneth MacMillan y mi versión, que estrené en el Teatro Argentino de La Plata en 2009, no podía dejar de tener un “perfume” de la obra de MacMillan. Es muy clásica, con los correspond­ientes tres actos, muchas variacione­s y muchos pas de deux”. Guerra no se extendió demasiado en los pormenores de la cancelació­n de One

guin, salvo que el contrato por los derechos no había sido firmado a tiempo y que los alemanes -dueños de los derechos- son muy inflexible­s en estas cuestiones.

La conferenci­a había comenzado con una introducci­ón breve de Darío Lopérfido, otra también más o menos breve de Guerra y finalmente habló Paloma Herrera anticipand­o algo que se ha escuchado otras veces en boca de intérprete­s de danza: “Soy bailarina y me expreso mejor bailando que con palabras”. Sin embargo habló y habló extensamen­te: reafirmó muchas veces lo feliz que se siente de haber elegido esta profesión, lo feliz que fue durante toda su carrera y en cada rol que le tocó bailar y finalmente lo feliz que le resulta este retiro. “Estoy cerca de cumplir cuarenta años -dijo-, y puedo comenzar a hacer cosas que antes no hacía por la dedicación absoluta y necesaria que exige esta carrera”.

Una pregunta sin embargo irrumpió provocando cierta incomodida­d. Precedida por el comentario de “me pregunto qué haremos de ahora en más sin Paloma y qué hará Paloma sin nosotros, su público”, una periodista inquirió sobre su retiro del ABT: “Se habló de tu amargura porque la despedida fue, no con la obra que hubieras querido interpreta­r sino con otra; y que no te dieron el mejor horario de función”. “Llegó la oportunida­d e-xac-ta”, contestó Paloma Herrera subrayando cada sílaba y aludiendo a que era el momento de aclarar aquello. “Fue una despedida feliz y fui yo la que no quise bailar la obra de Alex Ratmansky ( coreógrafo residente en el ABT) que el director había elegido para mí. Prefería hacerlo en un rol más dramático, como Giselle. “Bueno, me contestó el director, pero tendrá que ser en el horario del que dispondrem­os, que es una matiné”. Paloma aclaró que no tiene Facebook, que quizás resulte anticuada por eso y que no hay que creer en todo lo que se difunde por las redes sociales.

Paloma Herrera tiene por delante las funciones de Romeo y Julieta y luego una gira por el interior con el Ballet del Teatro Colón en una

Giselle, cuya versión es también de Maximilian­o Guerra. ¿Y luego? Por lo pronto, acaba de instalarse nuevamente en Buenos Aires sin abandonar del todo su departamen­to de Nueva York, y sus planes son en principio dar clases y cursos y lanzar , finalmente, su propia marca de ropa.

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ARNALDO COLOMBAROL­I Satisfecha. Así dijo sentirse con su carrera Paloma Herrera, ayer en el Teatro Colón.
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