Un plan a la medida del poder económico brasileño
No sólo comenzó a bajar el precio del dólar en Brasil. También pareció amainar la temperatura política, que había disparado el fin de semana. Algunos medios políticos brasileños daban ya como un hecho que en breve habría un nuevo gobierno, encabezado por el vicepresidente Michel Temer y acompañado por los “tucanos” (la dirigencia del partido socialdemócrata). Solo que el vice de Dilma Rousseff estaba al tanto de lo que se había cocinado entre el sábado y ayer: un plan de nuevos ajustes que deja conforme a los dueños del poder económico. De modo que ayer mismo desde Moscú, donde se encuentra en misión junto a medio centenar de empresarios brasileños, desarmó la intriga opositora al declarar: “La presidenta se está recuperando cada vez más y tengo la certeza de que terminará su mandato”. Diez días atrás, el mismo dirigente político había estimado que con tan baja popularidad (apenas 8%) era “muy difícil” que la jefa de Estado llegue hasta 2018. Pero el cambio de opinión no fue solo de Temer; lo acompañó también la dirigencia del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB). No por acaso, su correligionario Renan Calheiros, que preside el Senado, ayer elogió: “El gobierno anunció un corte significativo y eso es bueno”; para luego concluir que “por fin” Dilma y sus ministros “abandonaron el inmovilismo” para tomar iniciativas.
En otra esfera, el titular de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, postergaba por otros 10 días una definición sobre la decena de pedidos de juicio político presentados por parlamentarios de la oposición. Con este tiempo adicional pretendió dar chances al gobierno de mostrar que irá a disciplinarse a los mandatos del sector financiero. Y fue precisamente este ramo de la economía, que tiene un peso para nada desdeñable, el que se pronunció ayer rápidamente para celebrar el nuevo cariz ortodoxo que toman las políticas de Dilma.
La Federación Brasileña de Bancos (FEBRABAN), donde están los nacionales y los extranjeros, no dejó dudas sobre su posición. Las medidas anunciadas ayer en conferencia de prensa por Joaquim Levy y el ministro Nelson Barbosa emiten “una señal importante para el restablecimiento de la confianza de los agentes económicos y la retomada futura de las inversiones”. Inclusive, la entidad llegó a defender la reimplantación del llamado popularmente como “impuesto al cheque”, que en verdad es un tributo sobre todo tipo de operaciones bancarias, financieras y de tarjetas de crédito. En un principio, esa alternativa había sido rechazada por el Congreso e inclusive vista con malos ojos por el vicepresidente Temer, que ayer modificó radicalmente su apreciación.
La Febraban, entidad importante si las hay en este país, declaró en una nota que dio a conocer en público: “Comprendemos la necesidad de complementar los gastos con medidas temporarias de aumento de tributos”.