El Papa cuenta la vida de su familia para pedir apoyo a los inmigrantes
En una entrevista con una radio de Portugal, recordó: “Yo soy hijo de inmigrantes y soy de la oleada del año 29.”
En una nota concedida a una radio portuguesa, el papa Francisco contó la historia de su familia para pedir el apoyo para resolver la situación de los refugiados que llegan a Europa atravesando el Mediterráneo. “Yo soy hijo de inmigrantes y soy de la oleada migrante del año 29, pero en Argentina desde 1884 empezaron a llegar italianos, españoles, portugueses. En Argentina no hubo xenofobia”, destacó el Pontífice, que la semana que viene llegará a la Habana en el comienzo de una gira que lo llevará a Cuba y Estados Unidos.
En cuanto a la recepción de los refugiados e inmigrantes, reiteró que hay que “acoger a la gente y acoger como venga”, tras recordar que su país recibió millones de inmigrantes y aún ahora continúa con la recepción. “En Argentina ahora hay migración interna de América, de otros países de América vienen a Argentina, aunque estos últimos años disminuyó por la falta de trabajo”, agregó.
La entrevista hecha por la perio- dista católica Aura Miguel para la Radio Renascença fue realizada en el Vaticano el 8 de septiembre, pero fue difundida ayer en forma completa y en español. En el reportaje anunció que ya dos familias de inmigrantes fueron elegidas para ser hospedadas en el Vaticano. “El cardenal Angelo Comastri y el limosnero, monseñor Konrad Krajewski, que trabaja con los sin casa, ya encontraron las dos familias que serán alojadas”, dijo Francisco.
Consultado sobre la crisis migratoria, opinó que eso “es la punta de un iceberg”, en la cual esa “pobre gente” que llega en oleadas a Europa por estos días “escapa de la guerra” y del “hambre”. “La causa es un sistema socioeconómico injusto, porque dentro de un sistema económico, del mundo, la sociedad y la política, el centro siempre tiene que ser la persona”, añadió.
En esa línea, consideró que “donde las causas son el hambre, hay que poner fuentes de trabajo, inversiones. Donde la causa es la guerra, buscar la paz, el trabajo por la paz. Hoy día, el mundo está en guerra, está en guerra contra sí mismo”, en alusión a lo que él llama “guerra por entregas, por pedazos, pero también está en guerra contra la tierra, a la que destruye”.
Sobre la concentración de la riqueza, dijo que no solo de los países llamados del “primer mundo” sino también “en las grandes ciudades americanas, sea de Norteamérica o de Sudamérica, existe este mismo problema” y se forman “esos cordones alrededor de las ciudades, ‘favelas’”, ejemplificó el Papa.
A propósito de la ciudad donde nació hace 78 años y donde fue arzobispo antes de ser electo pontífice, dijo que “lo único que extraño de Buenos Aires es salir a callejear”, pero “el contacto con la gente lo tengo los miércoles y eso me ayuda mucho”. “La vida sin problemas es aburrida. El hombre tiene en su interior la necesidad de enfrentar y resolver conflictos”, afirmó el Pontífice.
Consultado sobre su predilección por una Iglesia “accidentada”, en lugar de una “estancada”, explicó que “una diócesis encerrada en sí misma, se enferma”. Al referirse a su vida en el Vaticano, a las dos salidas recientes que hizo, como asistir a una misa matutina en la basílica de San Pedro y visitar un oculista del centro de Roma para reparar sus anteojos, Francisco confesó que precisa salir. “Yo necesito salir, pero todavía no son los tiempos”, comentó.
“El contacto con la gente lo tengo los miércoles y eso me ayuda mucho. Lo único que extraño de Buenos Aires es salir a ‘callejear’”, admitió. “¿Y qué le quita el sueño?”, le preguntó la periodista. “¿Le puedo decir la verdad? Yo duermo como un tronco”, afirmó.