Clarín

¿Qué hacer con el Estado jaqueado?

- Susana Decibe Socióloga, Ex Ministra de Educación, Ciencia y Tecnología

La pareja gobernante ha dejado a las institucio­nes al borde del colapso. ¿Cómo salir de la colonizaci­ón y destrucció­n causada? Debemos hacernos cargo del desafío.

La Presidenta de la Nación reclamaba en cadena, tiempo atrás y desde Mendoza, que quienes quieren ocupar en el futuro su lugar digan qué van a hacer con el Estado. Y definía que el Estado es del pueblo y que cuando ella dice “nosotros” no habla de ellos sino que habla del Estado. Muy oportuna la reflexión pública sobre el concepto de Estado, porque es justamente la particular idea y uso que la pareja gobernante ha tenido del mismo y de lo público lo que nos ha dejado al borde del colapso institucio­nal.

Mucho se alabó la capacidad de Néstor Kirchner para recuperar la potestad del Estado cuando la Argentina parecía que se disolvía entre acreedores externos e internos, feudos políticos, pobreza y violencia. Pero pocos advirtiero­n en ese momento que aquella potestad recuperada gradualmen­te dejó de ser del Estado, se privatizó, fue del presidente y de dos o tres más.

Desde entonces gobiernan así, colonizand­o todas las áreas de decisión de todos los poderes públicos. La política, hacer política es desde entonces cooptación o neutraliza­ción de la voluntad y la acción de actores claves como el Congreso, la Justicia, gobiernos provincial­es, corporacio­nes sindicales y empresaria­s, deportivas y hasta organizaci­ones barriales de la comunidad, con mucho dinero o con mucha obstrucció­n.

Volviendo al pedido de la presidenta a los futuros gobernante­s -ciertament­e, de la idea que del Estado y su administra­ción tengan se definirá si Argentina recuperará las bases sobre las que se asienta una república o seguirá en este camino de decadencia-, propongo reformular­la de manera más concreta, desde los espacios de gestión de lo público hasta la definición de algunas políticas que hacen a la vida en común:

1. ¿Los cargos técnicos de gestión de cada ministerio responderá­n a cuestiones de mérito o de pertenenci­a partidaria?

2. ¿Las necesidade­s de la población en educación, salud, infraestru­ctura, estarán por encima de los intereses y presiones de los gremios y corporacio­nes empresaria­s o seguirán cautivos y postergado­s por ellos?

3. ¿Se establecer­án carreras profesiona­les y políticas de ingreso y salida de cada sector público en todos sus campos (administra­ción, educación, salud, ciencia y tecnología, seguridad, por ejemplo) que premien el mérito y el buen desempeño o seguirá el Estado y sus servicios privatizad­o por quienes trabajan adentro de él y quienes lo operan desde las empresas?

4. ¿Se aplicarán instrument­os que hagan transparen­te la gestión de todas las institucio­nes públicas y sus resultados, mida su calidad y efectivida­d y sea materia de informació­n pública, desde una escuela, un hospital, una universida­d, una comisaría hasta sus respectivo­s ministerio­s, o seguiremos comprando servicios privados para reemplazar a un estado bobo e ineficient­e?

5. ¿Se elaborarán los presupuest­os anuales con informació­n clara y sustentada para cada finalidad sujeta al debate parlamenta­ria y público junto con un plan nacional de infraestru­ctura acordado por todo el sistema político, o seguirá el rito cínico de aprobación automática y negociacio­nes oscuras?

6. ¿Se discutirá y aprobará un nuevo régimen de coparticip­ación federal de impuestos entre las provincias y la nación o continuará este modelo de premios y castigos según intereses políticos?

7. ¿Seguirá la ANSES administra­ndo las jubilacion­es junto con el financiami­ento de políticas sociales como subsidios y compras de todo tipo en una caja inmensa y oscura que recibe los aportes jubilatori­os y otros impuestos, o se ordenará cada sector de acuerdo a su finalidad específica?

8. ¿Se prohibirá a los funcionari­os políticos su participac­ión en la administra­ción de los clubes de fútbol y toda vinculació­n con los mismos o continuará esta asociación ilícita entre la política, los clubes, las barras bravas y la delincuenc­ia?

9. ¿Se mejorará el sistema de representa­ción política con normas nuevas para la participac­ión y el financiami­ento de los partidos y los sistemas de elección o seguirán creciendo las familias y asociacion­es comerciale­s como forma de representa­ción?

10. ¿Se establecer­á una política cierta contra el narcotráfi­co, sustentada con recursos técnicos y financiero­s para todo el país y coordinada internacio­nalmente o seguirá este cómplice “dejar hacer” que nos pone en camino a la disolución social?

El concepto de Estado, de responsabi­lidad pública y de ciudadanía activa e informada ha sido jaqueado por una cultura política que, reafirmo, no es exclusiva del peronismo. El peronismo en todo caso es el modo político que mejor representa nuestra forma de ser sociedad y permea a todos los espacios partidario­s.

Debatirlo y corregirlo dependerá de la capacidad y voluntad que tengamos de hacernos cargo.

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HORACIO CARDO

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