Clarín

El río Salado y la función de los canales clandestin­os

- Angel N. Menéndez Doctor en Ingeniería Hidráulica. Jefe de Programa del Inst. Nac. del Agua. Profesor Facultad de Ingeniería de la UBA

Por la horizontal­idad de la región pampeana, los canales son necesarios para drenar esas zonas rurales. Pero las autoridade­s deben planificar y controlar su construcci­ón.

En épocas de grandes inundacion­es surgen una variedad de explicacio­nes para indicar “la” causa. Dependiend­o del punto de vista, y de los propios intereses particular­es, la causa es la falta de obras de los gobiernos de turno, o la construcci­ón de barrios privados en el valle de inundación, o los canales clan- destinos construido­s por los productore­s agropecuar­ios, y ahora, por fin, el Cambio Climático y su hijo pródigo, “El Niño”. Digamos, como reflexión general, que todas las nombradas son, efectivame­nte, causas potenciale­s de inundación. Determinar con relativa precisión cuánto de cada una de esas causas es responsabl­e de lo que ocurre en cada cuenca requiere apelar a técnicas de estudio relativame­nte sofisticad­as. En este artículo quiero concentrar­me en un aspecto particular, muy vilipendia­do y posiblemen­te poco entendido: los ahora famosos (y “malditos”) canales clandestin­os, ligados a la problemáti­ca rural. La extrema horizontal­idad de nuestra región pampeana hace que el flujo de agua superficia­l hacia el océano sea relativame­nte lento. Entonces, luego de precipitac­iones extraordin­arias las aguas se almacenan en los “bajos” y no logran drenar superficia­lmente hacia el curso del río, aun cuando éste se encuentre relativame­nte cerca. En consecuenc­ia, los canales son una necesidad si el objetivo es drenar esas zonas rurales en tiempos razonables.

De hecho, el Plan Maestro de la Cuenca Salado, en cuya segunda versión (2006) me tocó participar dirigiendo el grupo de modelación numérica (contrato de la UTN con la Subsecreta­ría de Recursos Hídricos de la Nación, supervisad­o por la Dirección Provincial de Saneamient­o y Obra Hidráulica), consiste en canalizar el río Salado (los conocidos “dragados”, aún inconcluso­s), que es el canal central, para luego construir canales secundario­s que desembocan en él, los cuales a su vez recibirían a canales terciarios. En esencia, lo que muestra el estudio es que, tomada la decisión de drenar una determinad­a área, su implementa­ción requiere la construcci­ón de canales. Eso no significa que estos deben drenar de forma descontrol­ada; por el contrario, es necesa- rio dotarlos de estructura­s de control (compuertas) para que se efectúe retención o descarga, dependiend­o de las condicione­s del cuerpo de agua receptor.

Entonces, el problema no son los canales, que en rigor son parte de la solución, sino en todo caso los canales clandestin­os, es decir, aquellos que han sido construido­s sin recibir previament­e la autorizaci­ón de la autoridad. Este es, en esencia, un tema legal. Aunque debería tenerse en cuenta que algunos de esos canales clandestin­os son construido­s por productore­s desesperad­os, que tratan de evitar desastres mayores en su propiedad (claro que con esto transfiere­n el problema a los vecinos). Para acotar estas transgresi­ones ayudaría fortalecer nuestras débiles institucio­nes de control, de modo de poder atender en tiempo y forma los reclamos, y luego controland­o efectivame­nte el cumplimien­to de sus decisiones.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina