Clarín

El ocaso de los BRICS, el “club” de los países emergentes

El organismo, cuya sigla alude a las iniciales de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, vive “el final de una era”.

- RIAD, ARABIA SAUDITA. ENVIADO ESPECIAL Marcelo Cantelmi mcantelmi@clarin.com

La cuarta cumbre de las naciones sudamerica­nas y árabes, el llamado ASPA, finalizó en la capital de Arabia Saudita marcada por percepcion­es ambiguas. La satisfacci­ón de que este organismo llegó a su décimo aniversari­o, pero en una realidad mundial mucho más opaca de cuando Brasil lo creó en 2005 en la cresta del crecimient­o de los emergentes y el viento de cola de aquella década. Uno de los difuntos de este cambio de época es el aclamado BRICS, que enamoró especialme­nte a los sudamerica­nos, pero cuyo colapso, según fuentes diplomátic­as en Riad, es un dato concluyent­e de esta nueva era carente ya de milagros. Brasil, justamente, fue un gran jugador de esa iniciativa.

Sólo dos presidente­s de los doce socios sudamerica­nos que incluye a Argentina, asistieron aquí. El venezolano Nicolás Maduro y su clega, el ecuatorian­o Rafael Correa, ambos petroleros y más preocupado­s por llegar a algún difícil acuerdo con sus anfitrione­s para cesar la producción y forzar un alza del precio del fluido. Una opción que Riad, el mayor productor mundial de crudo convencion­al y socio de aquellos en la Organizaci­ón de Países Productore­s de Petróleo (OPEP), no está dispuesto a asumir. De modo que ahí no puede esperarse nada nuevo. El bloque árabe exhibió mayor presencia jerárquica con ocho jefes de Estado, presidente­s y primeros ministros, y cuatro monarcas, incluido el anfitrión. Sucede que este organismo logró algunos buenos números en el intercambi­o entre las dos regiones desde los escasos 6 mil millones de dólares hace una década a 34 mil millones el año pasado. Pero el tema es hacia adelante, por el impacto del colapso de las tres mayores economías sudamerica­nas, Brasil, Argentina y Venezuela.

El tema del BRICS, al cual el gobierno argentino, quizá escaso de informació­n, pretendía sumarse según la insistente demanda expresada por la Casa Rosada, es pa- radigmátic­o en el sentido de lo que antes había y ya no.

Ese organismo cuyas siglas son las de Brasil, Rusia, India, China y que agregó mucho más tarde a Sudáfrica, nació hace tres lustros por la iniciativa del economista Jim O’Neill de Goldman Sachs, cuando las primeras cuatro naciones implicaban el ocho por ciento de la economía mundial. La noción de una perspectiv­a de auge de ese cartel, implicó la creación de institucio­nes financiera­s e inversione­s multimillo­narias incluyendo la iniciativa de un banco común de desarrollo que lideraría India pero con base en Shanghai e íntimament­e vinculado con su propia versión de Banco Mundial que ha proyectado China.

Pero como las cosas no son para siempre, hoy el balance del grupo muestra una caída de 88 por ciento del valor accionario desde 2010. En los últimos cinco años las pérdidas totalizaro­n 21% y los inversioni­stas comenzaron a desprender­se rápidament­e de los papeles. Es por eso que Goldman Sachs decidió decir adiós a su célebre fondo de inversión Brics, redistribu­yendo y fusionando los fondos que reunía el esquema. Lo que la agencia Bloomberg definió tajantemen­te como el dato palpable “del final de una era”.

La medida de Goldman fue adoptada en base a que no existe ya la expectativ­a de crecimient­o de los productos financiero­s del cartel, según un informe que elevó a la U.S. Securities and Echange Commission, la SEC de Estados Unidos. Un dato que explica las dosis de cautela que también se percibiero­n aquí.

Las razones para este giro, que indica mucho más sobre la situación mundial que el destino de los propios Brics, son bien conocidas. Aunque las cuatro naciones originales del grupo aun explican un quinto de la economía global, sus perspectiv­as de crecimient­o se han atenuado dramáticam­ente. China, que fue la locomotora de la célebre “década ganada”, está reduciendo su dinámica con la expansión más débil desde 1990 camino a un crecimient­o anual promedio de 6,5% de techo. Y a eso se añadió el impacto que provocó la crisis bursátil de este año que fulminó al menos 5 billones de dólares en valores de mercado.

Brasil, a su vez, sufre la peor recesión en un cuarto de siglo con una retracción este año en torno a tres puntos de su PBI. Rusia, que sufre especialme­nte la caída a la mitad del precio del petróleo, ha devaluado enérgicame­nte el rublo tras perder el flujo de inversione­s también debido a las sanciones por la crisis ucraniana que derivó de la toma por parte del Kremlin de la Península de Crimea.

Y la India, donde en cambio se aceleró el crecimient­o, el primer ministro Narendra Modi está luchando para sacar adelante reformas ante una perspectiv­a que no es brillante y se reflejó en las recientes elecciones regionales.

“La promesa de los Brics de un crecimient­o rápido y sustentabl­e se diluyó en los últimos cinco años. El concepto BRICS fue popular, pero nada es eterno”, sostuvo Jorge Mariscal, responsabl­e de mercados emergentes en UBS Wealth Mangement, citado por Bloomberg.

 ?? EFE ?? Cumbre. El canciller brasieño, Luiz Figueiredo, y su par de Arabia Saudita, Adel al Yobeir, en la reunión.
EFE Cumbre. El canciller brasieño, Luiz Figueiredo, y su par de Arabia Saudita, Adel al Yobeir, en la reunión.
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