Clarín

La campeona olímpica que ganó con zapatillas prestadas

“Cuando te ponés una meta, no hay nada que te detenga”, dice quien festejó con calzado de sus compañeras.

- Rocío García

Se acomoda en la silla, se arregla las trenzas de su pelo, da un apretón de manos e invita a iniciar la charla. Dawn Harper-Nelson es pura sonrisa y no solamente porque fue la campeona olímpica de los 100 metros con vallas en Beijing 2008 y ganó la medalla de plata en Londres 2012. Sonríe porque su historia es soñada y no todo fue sencillo en la vida de quien a los 12 años practicaba toda clase de deportes y quien hoy, a los 31, se define como una “fanática del atletismo”.

“Cuando te ponés una meta, no hay nada que te detenga”, dice la estadounid­ense en el nuevo local de Nike en Alto Palermo, con la convicción de quien tuvo que pelearla para ganarse un lugar entre las mejores. Es que ganó la final olímpica de Beijing con calzado prestado porque llegó a China sin sponsor.

En la previa de la carrera más importante de su vida, antes de saltar a la pista para la final, Harper-Nelson les pidió prestadas las zapatillas a sus compañeras de equipo, Damu Cherry y Lolo Jones, con el único requisito de que no tuvieran nin- gún impreso en ellas. Finalmente las consiguió, corrió y ganó.

Harper-Nelson dejó atrás a la australian­a Sally Pearson y a la canadiense Priscilla Lopes-Schliep, entregó hasta su última gota de fuerza y en 12s54 provocó el estallido de un Estadio Olímpico que se rindió a sus pies. A los mismísimos pies de esta estadounid­ense de zapatillas prestadas, que acababa de abrazarse a la cima olímpica en El Nido de Pájaro.

“Al principio sentí presión porque fui una ganadora sorpresa. Entonces sentía que tenía que esforzarme y demostrar que me merecía ganar esa medalla. Pero con mi entrenador nos convencimo­s de que no teníamos que demostrarl­e nada a nadie, porque nosotros éramos concientes del trabajo que habíamos realizado día a día para conseguir ese logro”, confiesa sin avergonzar­se.

Con un tono más relajado pero bien segura de sí misma, agrega: “Ahora, cada vez que entro a la pista de atletismo, siento que no tengo que demostrarl­e nada a nadie y que estoy bendecida por este don. Lo disfruto”.

La frescura con la que relata sus vivencias despierta simpatía, incluso cuando las historias no son las más placentera­s. El reconocimi­ento y la fama no tardaron en acudir a la cita después de semejante actuación en China.

“El atletismo requiere de muchísimo trabajo, esfuerzo y constancia. Pero me encanta el desafío de ir y tratar de superarme en cuanto a mi velocidad. Una debe proponerse ir más rápido y siempre dar un poco más. También se trata de una actitud mental”, asegura.

Lejos de restarle importanci­a a la medalla de plata obtenida en Londres 2012, la velocista admite sin titubear: “Después de 2008 quería volver a darle un premio a mi país. Por eso, todos los días fui ajustando detalles. Obviamente que haber ganado en Beijing la medalla de oro olímpica inclinó la balanza. En esa oportunida­d, demostré que pude llegar a lo más alto. Sin embargo, la medalla de 2012 sirvió para validar que pertenezco a este grupo y que soy la mejor”.

Con la mira puesta en el horizonte que señala a Río de Janeiro 2016 como el próximo destino, Dawn Harper-Nelson se permite seguir soñando en grande. Y a la campeona olímpica de las zapatillas prestadas, esa ilusión no se lo quita nadie.

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GENTILEZA NIKE Feliz. “Ahora siento que no tengo que demostrarl­e nada a nadie”, dice Dawn Harper-Nelson.

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