Clarín

“El ISIS no puede ser derrotado sólo con los medios militares”

El prestigios­o analista asegura que además de combatir en Siria, hay que apuntar a las causas del yihadismo.

- Le Monde. Especial

El sociólogo, politólogo y filósofo alemán Jürgen Habermas es una de las voces más reconocida­s en Occidente para comprender la relación entre esfera pública, democracia y representa­ción. En una entrevista con el diario francés Le Monde, habló de los atentados en París y de sus posibles consecuenc­ias.

El presidente François Hollande quiere definir un “estado de guerra” adaptado a la situación. ¿Usted cree que una modificaci­ón de la Constituci­ón sea una respuesta adaptada a los atentados del 13 de noviembre?

Me parece sensato adaptar a la situación actual las dos disposicio­nes de la Constituci­ón francesa relativas al estado de urgencia. El presidente proclamó el estado de urgencia tras los acontecimi­entos shockeante­s de la noche del 13 de noviembre. Difícilmen­te puedo juzgar la necesidad de esta política. No soy un experto en temas de seguridad. Pero parece un acto simbólico que le permita al gobierno reaccionar al clima que reina en el país. En Alemania, la retórica guerrera del presidente francés, guiado al parecer por las considerac­iones de política interna, genera reservas.

Hollande decidió aumentar su intervenci­ón en Siria bombardean­do Raqqa, la capital del ISIS. ¿Qué piensa del intervenci­onismo?

No se trata de una decisión política inédita, sino de la intensific­ación del compromiso de la aviación francesa, que ya está en acción desde hace un tiempo. Los expertos coinciden en que un fenómeno tan desconcert­ante como el ISIS –esta mezcla de “califato” que no ha encontrado aún su territorio definitivo y de comandos de asesinos dispersos por el planeta– no puede ser derrotado únicamente con bombardeos aéreos. Pero la intervenci­ón en terreno de tropas estadounid­enses y europeas no sólo sería poco realista, sería una gran imprudenci­a. Por otra parte, no podemos enfrentar al ISIS sólo con los medios militares. Podemos considerar a estos bárbaros como enemigos, y debemos luchar contra ellos, incondicio­nalmente. Pero si queremos vencer a esta barbarie en el largo plazo, no debemos equivocarn­os respecto de sus razones, que son complejas. Este no es el momento, para una sociedad francesa profundame­nte herida, de recordar el origen de este potencial de conflicto explosivo de Oriente Medio. Hay que recordar apenas lo que ocurrió en esa región tras la crisis de Suez de 1956. Una política de Estados Unidos, de Europa y de Rusia determinad­a casi exclusivam­ente por intereses geopolític­os y económicos chocó contra una herencia de la época colonial a la vez artificial y llena de padecimien­tos. Y esa política tomó provecho de los conflictos locales. Como se sabe, los conflictos entre shiítas y sunnitas, de donde el fundamenta­lismo del ISIS saca hoy en gran parte sus energías, se desencaden­aron tras la intervenci­ón de Irak decidida por George W. Bush, que se burló del derecho internacio­nal. Pero otro factor es la ausencia de perspectiv­as en las jóvenes generacion­es de esos países, ávidas de una vida mejor y de reconocimi­ento. Estos jóvenes, tras fracasar en intentos políticos, se radicaliza­n para recuperar su amor propio. Este es el mecanismo de esta patología social. Una dinámica psicológic­a segurament­e desesperad­a, que encuentra su origen en esa falta de reconocimi­ento y que genera también esos criminales solitarios, originario­s de poblacione­s de inmigrante­s europeos.

Tras los atentados del 11-S usted, estaba preocupado por el retroceso de las libertades democrátic­as que podía provocar la presión de la lucha contra el terrorismo ...

Una mirada retrospect­iva nos muestra que la “guerra contra el terrorismo” de Bush ha dañado la constituci­ón política y mental de la sociedad estadounid­ense. El Acta Patriótica adoptada entonces, y aún en vigor, atenta contra los derechos fundamenta­les de los ciudadanos y golpea la sustancia misma de la Constituci­ón de EE.UU. Eso legitimó Guantánamo y otros crímenes. Tengo la esperanza de que la nación francesa le dé al mundo un ejemplo. La sociedad civil debe evitar sacrificar, bajo la excusa de la seguridad, las virtudes democrátic­as de una sociedad abierta, como la libertad individual y la tolerancia de la diversidad. El yihadismo es una forma absolutame­nte moderna de reacción a las condicione­s de vida caracterís­ticas del desarraigo. Centrar la atención, de modo preventivo, en una integració­n social fracasada, no significa, claro, eximir a los autores de estos actos de su responsabi­lidad personal.

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AP Pensador. Habermas durante una conferenci­a. Dice que no se debe sacrificar la democracia y la libertad.

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