Promesa soleada para Canadá
Canadá comienza a ver los “días soleados” que le prometió el joven nuevo primer ministro liberal, Justin Trudeau, en su discurso inaugural, al asumir el 19 de octubre. En pocos días cambió el clima político del país.
Pasó de un régimen conservador, secretivo, encerrado en si mismo, a una apertura con un gabinete de 30 miembros, 15 hombres y 15 mujeres, de una diversidad que sólo la sociedad canadiense puede mostrar en este planeta.
Los ministros de Justicia y el Fiscal General son de ascendencia indígena. La ministro de Instituciones Democráticas es una refugiada afgana que llegó al país en 1996.
Cuatro miembros del gabinete practican la religión sij, incluido el encargado de Defensa.
Canadá tiene más sij en su gobierno que la India. Y 16 de estos ministros decidieron asumir sin hacer un juramento religioso. De acuerdo a una Organización No Gubernamental, ONG, que controla las acciones del gobierno, en las primeras dos semanas, Trudeau ya cumplió tres de las 184 promesas que hizo en su campaña, ocho más están en proceso parlamentario y no incumplió ninguna.
Un récord, sobre todo si se tiene en cuenta que durante los nueve años del gobierno conservador de Stephen Harper se tomaron muchas medidas sin anuncio previo.
Trudeau, de 43 años, regresa al poder después de pasar la infancia en esa misma residencia de Otawa donde su padre, Pierre Trudeau, ocupó el mismo cargo entre 1968 y 1984.
El nuevo jefe de Gobierno llega con la misma impronta, tras hacer una campaña de izquierda, pero con el mandato de moverse políticamente hacia el centro. Tal vez, por eso, no vaya a tocar demasiado la economía, más allá de recortar algunos impuestos para la clase media. A parentemente, va a apoyarse en una expansión económica hacia los países del Pacífico para equilibrar su dependencia con el NAFTA, las iniciales en inglés del acuerdo de libre comercio de América del Norte que une desde junio de 1990 a Canadá con los Estados Unidos y México. También intentará expandir el poder energético a través de la explotación petrolera en sectores del ártico que hasta ahora eran vírgenes.
No será un cambio radical como el que esperan muchos de sus seguidores. Pero todo indica que el nuevo gobernante se dirige a liderar un gobierno moderado que apenas traspase con su calor el hielo tradicional de la extensa estepa del norte.
El nuevo jefe de Gobierno llega con la impronta de moverse políticamente al centro