Amartya Sen
Los dos factores más potentes que inducen la reducción de la fertilidad mundialmente son la educación y el empleo pago en las mujeres
China abandona la política de un hijo único por pareja, pero la tasa de natalidad venía bajando hace décadas por voluntad de las mujeres.
El abandono de la política de tener un solo hijo en China es un cambio que no será definitivo. Hay muchas razones para celebrar la flexibilización de las restricciones sobre la libertad en una esfera privada de la vida. Aunque hay que reconocer que la gran disminución de la fertilidad en China durante décadas, que a menudo se le atribuye a la política de un solo hijo, ha estado menos relacionada con la compulsión y mucho más con decisiones razonadas en favor de familias más pequeñas.
Este desarrollo fue asistido por el empoderamiento creciente de las mujeres chinas a través de la expansión rápida de la educación y las oportunidades de trabajo. Lo que ahora necesita China es una expansión mayor del pensamiento dentro de las familias para superar la “preferencia por los varones,” que todavía está muy difundido, a pesar de estar reñido con el éxito de las mujeres chinas.
Examinemos los resultados de la política de tener un solo hijo. Debemos cuestionar la historia
simplista de que China quedó estancada en las altas tasas de fertilidad hasta que la política lo cambió todo.
La política de un solo hijo fue introducida en 1978. Sin embargo, la tasa de fertilidad ya venía decayendo durante una década antes, desde un promedio de 5,87 nacimientos por mujer en 1968, a 2,98 en 1978. Después de una caída enorme, la tasa de fertilidad siguió disminuyendo con la nueva política draconiana vigente, pero no hubo caída: simplemente una continuación gradual de la tendencia descendente que precedió a la restricción. De 2,98 en 1978, la tasa disminuyó a 1,67 ahora.
Esta claro que algo más que la política de un solo hijo ha afectado las tasas de natalidad en China. Las estadísticas que comparan los distintos países indican que los dos factores más potentes que inducen la reducción de la fertilidad mundialmente son la educación y el empleo pago en las mujeres.
No hay misterio en esto. Las vidas más golpeadas por la mayor frecuencia de embarazos y del cuidado de los hijos son las de las madres jóvenes, y más educación y empleo mejor remunerado les dan a las mujeres una voz más fuerte en las decisiones familiares.
En definitiva, la derogación de la política de un solo hijo fue una opción fácil, dado el rol creciente del razonamiento acerca de las decisiones familiares, y en particular al mayor empoderamiento de las mujeres chinas.