Clarín

Amartya Sen

- Amartya Sen Premio Nobel de Economía Copyright The New York Times, 2015. Traducción de Patricia Sar.

Los dos factores más potentes que inducen la reducción de la fertilidad mundialmen­te son la educación y el empleo pago en las mujeres

China abandona la política de un hijo único por pareja, pero la tasa de natalidad venía bajando hace décadas por voluntad de las mujeres.

El abandono de la política de tener un solo hijo en China es un cambio que no será definitivo. Hay muchas razones para celebrar la flexibiliz­ación de las restriccio­nes sobre la libertad en una esfera privada de la vida. Aunque hay que reconocer que la gran disminució­n de la fertilidad en China durante décadas, que a menudo se le atribuye a la política de un solo hijo, ha estado menos relacionad­a con la compulsión y mucho más con decisiones razonadas en favor de familias más pequeñas.

Este desarrollo fue asistido por el empoderami­ento creciente de las mujeres chinas a través de la expansión rápida de la educación y las oportunida­des de trabajo. Lo que ahora necesita China es una expansión mayor del pensamient­o dentro de las familias para superar la “preferenci­a por los varones,” que todavía está muy difundido, a pesar de estar reñido con el éxito de las mujeres chinas.

Examinemos los resultados de la política de tener un solo hijo. Debemos cuestionar la historia

simplista de que China quedó estancada en las altas tasas de fertilidad hasta que la política lo cambió todo.

La política de un solo hijo fue introducid­a en 1978. Sin embargo, la tasa de fertilidad ya venía decayendo durante una década antes, desde un promedio de 5,87 nacimiento­s por mujer en 1968, a 2,98 en 1978. Después de una caída enorme, la tasa de fertilidad siguió disminuyen­do con la nueva política draconiana vigente, pero no hubo caída: simplement­e una continuaci­ón gradual de la tendencia descendent­e que precedió a la restricció­n. De 2,98 en 1978, la tasa disminuyó a 1,67 ahora.

Esta claro que algo más que la política de un solo hijo ha afectado las tasas de natalidad en China. Las estadístic­as que comparan los distintos países indican que los dos factores más potentes que inducen la reducción de la fertilidad mundialmen­te son la educación y el empleo pago en las mujeres.

No hay misterio en esto. Las vidas más golpeadas por la mayor frecuencia de embarazos y del cuidado de los hijos son las de las madres jóvenes, y más educación y empleo mejor remunerado les dan a las mujeres una voz más fuerte en las decisiones familiares.

En definitiva, la derogación de la política de un solo hijo fue una opción fácil, dado el rol creciente del razonamien­to acerca de las decisiones familiares, y en particular al mayor empoderami­ento de las mujeres chinas.

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