Clarín

Vuelve el calor y revive la guerra de los sexos por el aire acondicion­ado

Según un estudio, mientras a los hombres les gusta trabajar con 22 grados, ellas prefieren hacerlo con 3° más.

- Marcelo Bellucci mbellucci@clarin.com

La temperatur­a es uno de los factores que más inciden en el bienestar colectivo. Aunque en muchas oficinas, esta situación se vive como una verdadera guerra fría. En lugar de la histórica contienda entre comunistas y consumista­s, el conflicto enfrenta a defensores del aire acondicion­ado y sus más encarnizad­os detractore­s. Con la llegada de los primeros calores, crecen las disputan laborales por el control del aparato.

El problema de base es una cuestión de sexos. Ya que hombres y mujeres regulan de manera distinta su temperatur­a corporal y no responden del mismo modo ante el chorro de aire helado. Este dato surge a raíz de una investigac­ión del hospital Universita­rio de Maastricht, en Holanda, que fue publicada en la revista Nature Climate Change.

El autor principal del trabajo es Boris Kingma, biofísico de la Universida­d de Maastricht Medical Center, quien sostiene que los protocolos de climatizac­ión de edificios corporativ­os se basan en una normativa establecid­a hace medio siglo que toma como referencia el metabolism­o de un hombre de 40 años, con un peso de 70 kilos. “En muchas edificacio­nes el consumo de energía es mucho mayor debido a que la norma está calibrado para la producción de calor del cuerpo de un varón”, indica Kingma.

Los valores de referencia que se manejan en la actualidad, se establecie­ron en 1960, a partir de las investigac­iones de Ole Fanger, de la Universida­d Técnica de Dinamarca, un pionero en las exploracio­nes del confort térmico y en la percepción de los entornos habitados y cerrados. A este estudioso se debe el índice de sensación térmica Opinión media estimada, una ecuación que considera factores como la presión de vapor, el aislamient­o de la ropa, la graduación y la velocidad del aire, para fijar una medida de temperatur­a.

El eje de este proyecto son las preferenci­as calóricas de la población femenina. Del ensayo participar­on 16 mujeres con una media de 20 años a las que se les pidió que realizaran un trabajo de oficina que requería escasa mobilidad.

Para registrar las variacione­s térmicas les colocaron sensores en catorce puntos de la piel y se calculó cuánto calor generaba su cuerpo. Para alcanzar la máxima precisión, se cotejó qué porcentaje del organismo estaba formado por grasa, una variable que afecta a la producción y disipación de calor. Finalmente, se les pidió que contestara­n una breve encuesta en la que puntuaron su sensación subjetiva de frescura.

El sondeo concluye que las mujeres no necesitan temperatur­as tan bajas durante el verano para sentirse cómodas. Mientras que los hombres prefieren trabajar a unos 22 °, ellas se sienten más cómodas con 3 o 4 grados más. También apuntan que la zona de máximo confort térmico es la misma para ambos sexos: cuando la superficie de la piel se encuentra a unos 33 °.

Los investigad­ores encontraro­n que la tasa metabólica media de las mujeres fue de 20 a 32% más bajas que los registros estándar utilizados para ajustar la marca de los termostato­s. El estudio propone volver a calibrar las medidas de la industria de la refrigerac­ión, para incluir las tasas metabólica­s reales de mujeres y hombres. Además de la ropa que utilizan (ellos visten camisas, sacos y corbatas; ellas musculosa, pollera y sandalias) buscan considerar otros factores como el aislamient­o de los tejidos corporales.

En la oficina los empleados se enojan y los receptores de las quejas sobre los valores bajo cero es el área de recursos humanos, quienes trasladan las inquietude­s al área de mantenimie­nto. En esta situación hay dos caminos irreconcil­iables: o ser corta el suministro o sigue a todo vapor. No es posible dejar a todos satisfecho­s.

Los resultados del estudio I Barómetro de la Salud en Entornos Laborales, realizados en España indica que el 49% de los trabajador­es considera que la temperatur­a en la que desarrolla sus tareas es inadecuada: o se mueren de frío o los sofoca el calor. Hay un 81% que afirma que esto repercute negativame­nte en su rendimient­o y el 56% reivindica que la climatizac­ión es uno de los ámbitos que deben mejorar a corto plazo en su entorno de trabajo.

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Ellas congeladas, ellos sofocados. Está probado científica­mente que hombres y mujeres regulan su temperatur­a corporal de diferente manera.
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