Dibujos y valores, en un encuentro del Papa con chicos argentinos
Ganaron un concurso de la entidad pontificia Scholas y Clarín, y los premiaron con una charla con Francisco.
Los chicos hacen un gran dibujo a media docena de manos, sentados sobre el piso. Están dibujando al papa Francisco. En un momento dado, el Papa ingresa a la sala, en la residencia Santa Marta, y se dirige a un sillón, donde enseguida comenzará a charlar con los chicos. Bueno, no tan enseguida porque ellos, absortos en su tarea, tardarán unos interminables segundos en advertir que el verdadero Francisco está junto a ellos.
Precisamente, el título de la obra que inspiró al concurso para viajar al Vaticano para ver al Papa es Con
Francisco a mi lado. Un sueño que se convirtió en realidad. La mayoría de los chicos presentes son los ganadores del concurso basado en la obra que Clarín publicó en 2014, junto con Scholas, entidad pontificia de orden público, apoyada personalmente por el Papa.
Ana Laura Nalivaiko, Ariadna Ybarra, Ignacio González, Juan Cruz Gabbi Miret, Nicolás Marmorato Galeano y Santiago Gelardi ganaron y viajaron desde la Argentina junto a sus padres.
En un sillón, acompañado por el director mundial de Scholas, Enrique Palmeyro y el canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias, Marcelo Sánchez Sorondo, Francisco dialoga con cada uno de los ganadores.
Ignacio, siete años, de Punta Alta, es el primero en acercarse. Termina su parte del dibujo colectivo y le da a Francisco un libro preparado para la ocasión. Le cuenta lo que representó, con algo de timidez. Algo similar hace Nicolás, de seis años, quien dibujó a toda su familia para referirse a la alegría.
Le sigue Ana Laura, de seis años. El diálogo gira en torno a la paz. El Papa enfatiza que si hay odio no hay paz ni amor. Recuerda que, por culpa de las guerras, muchos chicos no pueden ir a la escuela. Al hablar con Ariadna, doce años, de San Fernando, el tema es la esperanza. “Te hago una pregunta difícil, ¿qué es la esperanza?”, le dice el Papa. Ella contesta, segura, “que siempre pasará algo bueno”. El Papa la alienta: “Cuando todo se viene abajo, hay que tener esperanza”.
Juan Cruz, de Firmat (Santa Fe), explica su dibujo en el que unos chicos quieren jugar al fútbol y no pueden porque les falta una pelota. “Es sobre la generosidad”, dice. El Papa le pregunta qué hace si tiene un solo caramelo para compartir con otro amigo. El chico no duda: “Se lo doy”. Francisco lo felicita con un golpecito sobre la mejilla.
Luego, Santiago, de la ciudad de Bahía Blanca, ocho años, contará que dibujó una hormiga cargada con un maní para ejemplificar el esfuerzo. “Hay que esforzarse, porque no es buena persona quien vive de los demás”, dice el papa Francisco.
Casi sobre el final, el Papa se refiere a la importancia de que la educación contemple la creatividad de los chicos. Luego, los chicos le entregan el dibujo colectivo. “Inventamos otro valor: el compañerismo”, dicen a coro quienes compartieron miles de anécdotas en dos días y medio de visita a Roma. De manera sencilla, bien al estilo de Francisco, el sueño hecho realidad llega a su fin. Pero los chicos seguirán soñando.