Buenos Aires recuperó el dominio del rugby nacional
Las Aguilas porteñas se aseguraron el título una fecha antes del final, tras golear a Tucumán en la cancha de Hindú.
Un agónico try de Agustín Costa Repetto y la conversión pegadita al touch de Federico Serra le habían dado una ajustada victoria 10-9 a Buenos Aires ante Tucumán el 5 de abril de 2008, en la “Caldera del Parque”, para su tricampeonato. Siete años más tarde, con el puntaje ideal y sus cuatro triunfos con el punto bonus, dejó atrás esa larga sequía y sumó su 35° título en las 71 ediciones del Argentino de Uniones, el certamen que reúne a los mejores seleccionados provinciales. En Hindú, ayer, se despachó con ocho tries y con un aplastante 57-14 le arrebató la corona al bicampeón Tucumán.
No caben dudas, Buenos Aires recuperó su identidad. Jugó un gran torneo, expuso en cada partido su protagonismo, hizo valer su autoridad de equipo. Un plantel potencialmente rico, con nombres propios y virtudes demostradas en sus clubes en el URBA Top 14.
Los resultados logrados (46-13 ante Córdoba en La Tablada, 45-11 a Cuyo en Los Tordos y 35-19 a Salta en Hindú, más esta nueva goleada en Don Torcuato) reflejan su contundencia. La estadística también lo reafirma como el seleccionado más efectivo (193), el que recibió menos tantos (57), el que anotó más tries (25) y el que menos veces vio vulnerado su ingoal (4).
Inteligente, Buenos Aires hizo valer toda su astucia y efectividad. Tuvo el control territorial y de la pelota para arrinconar en varios pasajes al oponente contra sus palos.
Entrenados por Alejandro Conti, Agustín Ezcurra, Esteban Meneses y Ramiro Varela, Las Aguilas ofrecieron una producción convincente. Intensidad en el juego asociado, mucho compromiso individual y estocadas letales por el lado abierto de la cancha. Además, tuvieron una defensa sin fisuras, que se plantó con firmeza y disciplina.
“En campeonatos tan cortos las defensas son las que terminan marcando las diferencias”, apuntó Diego Ternavasio, uno de los entrenadores de Tucumán, que tras ese cachetazo que recibió de local en la última jugada ante Rosario sabía que no había margen para el error. Sin embargo, más allá de algún esporádico chispazo, no supo -tampoco pudo- encontrar una regularidad en su juego. Su pack de forwards, que años atrás por su sola presencia inspiraba respeto y era una marca registrada, perdió consistencia y peso específico. Tuvo una defensa permeable y solo intermitencias en su ataque.
Buenos Aires fue implacable. Dominó las acciones desde el principio. Ganó en las situaciones de contacto y fue decisiva la tarea del pack para imponer su empuje y potencia en el scrum, formación en la que se apropió de cuatro lanzamientos ajenos (tres en el segundo tiempo). Supo sacarle provecho a la redituable fórmula del line-maul y los tres cuartos demolieron al cortar por el centro y abrir juego. Un párrafo final para el fullback platense Pedro Mercerat: acertó ocho de sus nueves envíos a los palos (el último rebotó en el parante izquierdo) y es el goleador del certamen con 65 tantos.