El fenómeno de la cumbia pop le pone ritmo a las noches de Pinamar
En los boliches, la música caribeña desplazó a la electrónica y a los DJ’s. Y la moda evoca los años ‘90.
El chiste que circuló después de las últimas elecciones –“vuelven los 90– encontró un contacto con la realidad de las tendencias que se ven en Pinamar este verano. Aunque la ciudad todavía no recuperó el costado esplendoroso de aquellos tiempos de noche y frivolidad, de manera espontánea la moda en los boliches, en las playas y en las calles adoptó y reversionó algunas costumbres de aquella época.
“La música electrónica se volvió más de culto y hoy los chicos en los boliches te piden más tiempo de cumbia pop o pop latino”, explica el empresario Gustavo “Palmer” Mustoni, del club de baile Ku. En esa discoteca, históricamente la que más convoca en Pinamar, el lunes a la madrugada, cerca del amanecer, la banda uruguaya Rombai hizo delirar a casi 10 mil jóvenes con éxitos de estilo tropical. Ahora, el DJ no es la única figura de las madrugadas, como supo ser en los 2.000. En ese local, se habilitó un escenario para las fiestas temáticas en las que tocan en vivo bandas de esta movida reciente.
El nuevo gusto musical se registra también en algunas plataformas gratuitas de música digital: en Spotify, por ejemplo, entre las diez canciones más escuchadas de Argentina figuran seis de Maramá y Rombai, las bandas que encabezan el fenómeno de la cumbia pop.
Por la tendencia, este año otro de los boliches que convocan, Sabbia, modificó su estructura y agregó una pista en la que se mueve el cuerpo siguiendo los ritmos latinos.
La novedad recuerda el ingreso de la cumbia en los boliches de moda de Buenos Aires en los años 90, que incluso llevó a algunos artistas antes observados con prejuicio a tocar en fiestas y casamientos de la clase alta en zona norte. En esa movida participaron Ricky Maravilla con su inefable “¿Qué tendrá el petiso?”, Gladys La Bomba Tucumana y Alcides, entre otros.
Los nuevos ritmos se bailan con movimientos de cadera que combinan el cuarteto con la vieja cumbia y el pop.
“En la moda, la cultura de los primeros años ‘90 también está reapareciendo”, dice el relacionista público Mike Cameroni, una de las personalidades permanentes del verano en Pinamar.
En las casas de ropa de los centros comerciales se venden trajes de baño de la línea llamada “vintage 90”. En la playa, reaparecieron los short de baño cortos para ellos. Como otra muestra del viaje a esos años, este verano los tatuajes ya no son el único foco de atracción para exhibirse y seducir sobre la arena. Vende mucho más un cuerpo liso, trabajado en el gimnasio, marcado hasta el último centímetro.
Entre la ropa de calle, en las chicas reaparecieron los shorts cortos y nevados, o los de tiro alto, combinados con una remera corta, una camisa abierta y sombrero playero. También, las mallas estampadas con flores en los varones. Para las salidas de noche, recuperaron terreno la combinación de los colores negro y blanco.
Como sucedía en los ‘ 90, Pinamar también tuvo actividad y “rosqueo” político, aunque con un perfil discreto en un año con autoridades nuevas en el país y sin elecciones en el mediano plazo. El hecho más destacado fue el asado entre el intendente de Tigre, Sergio Massa –que pasa las tardes en el balneario CR–, con el gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey y el ex funcionario nacional Diego Bossio, para conversar sobre el peronismo.
En la política local, reina el carisma del nuevo intendente, todo un personaje de este verano. El dato de color son los paseos que Martín Yeza realiza, en bermudas y remera, con amigos y funcionarios por el centro comercial de la ciudad en algunas noches de calor.
La gastronomía es la nota diferente: aquello parece sobre todo un signo de estos tiempos. La moda reciente de los chef y la comida gourmet se instalará este fin de semana con la llegada de la feria itinerante Picurba en Cariló. Allí se hablará de alta cocina pero, al parecer, no habrá pizza con champán. Como en aquellos años, que dejaron su impronta.