Encontrar el fútbol perdido, el desafío que afronta Gallardo
Intensidad, precisión en los pases y “pensar”, son los recurrentes pedidos del técnico. Por ahora, está lejos del objetivo.
Detrás del alambrado, los hinchas de River observan entre preocupados por la falta de refuerzos de renombre y orgullosos. Se los escucha hablar por lo bajo y se deshacen en elogios hacia Marcelo Gallardo, el hombre que desde el otro lado de la raya de cal devolvió a River a los tiempos de gloria y que aquí busca darle forma a un equipo que vuelva a ganar y también a gustar. “Mi objetivo para este año es que el equipo juegue mucho mejor que en 2015”, dijo el Muñeco el sábado y eso es lo que anda buscando. Juego asociado, precisión en velocidad y triangulaciones conforman la parte esencial del combo que pretende el técnico para su River. Algo que se vio en dosis escasas en la derrota 3-2 sufrida el lunes ante Independiente, en Mar del Plata.
En esa búsqueda, Gallardo suele pronunciar una frase en la mayoría de los entrenamientos en los que ordena partidos en espacios reducidos. “Cuando no hay dos opciones de pase, estamos mal. ¡Vamos a mostrarnos como opción de descarga!”, arenga el Muñeco a la tropa y remarca: “No podemos perder la pelota. “Tenemos que tenerla nosotros, muchachos!”.
En el mismo sentido, a Matías Biscay, uno de sus ayudantes, se le escuchó decir más de una vez. “El que no tiene la pelota, corre y se muestra. El que la tiene, piensa”.
La esencia ofensiva del River de Gallardo se mantendrá firme este año, más allá de que es muy posible que en muchos partidos Lucas Alario sea la única referencia neta en la delantera, como ocurrió con el sistema 4-2-3-1 que utilizó ante Independiente. Lo que pretende el técnico es que el equipo levante el nivel de juego que mostró especialmente en el segundo semestre del año pasado. Al Muñeco le gusta el fútbol fluido, de claridad en el manejo de la pelota y frescura ofensiva. Y, salvo excepciones puntuales, River no pudo mostrar ese perfil de juego luego de ganar la Copa Libertadores.
“Hay que bajar el porcentaje de error”, les pide Gallardo a sus diri- gidos cada vez que hacen trabajos en busca de precisión en la entrega de los pases. “Que se sienta el golpe del pie en la pelota”, reclama, enfático. Y muchas veces suele mostrarles con su pegada todavía excelsa cómo quiere que entreguen el balón a sus compañeros.
Gallardo exige en las prácticas que los movimientos sean a pura intensidad, como si estuvieran jugando un partido. “¡Acción de juego, una acción de juego!”, les grita, en tono motivador, para que los jugadores lo hagan con la máxima concentración y a toda la velocidad posible. “El pase tiene que ser firme”, insiste. Y en el mismo aspecto, una de sus frases preferidas es: “Un pase bien dado es el comienzo de un buen ataque”.
Bajo el sol de esta ciudad, los entrenamientos les demandan grandes esfuerzos físicos a los futbolistas, quienes en los tramos finales de los ensayos muchas veces pierden lucidez con la pelota en los pies. “Cuando estamos cansados, también tenemos que pensar”, les pide Biscay en esos momentos.
Hay detalles que para Gallardo son esenciales en la elaboración de juego. “Con la pausa gano precisión. Siempre hay tiempo para una pausa”, afirma el entrenador.
Hernán Buján, el otro ayudante de campo de Gallardo, habla un poco menos pero también suelta frases que apuntan a una permanente mejora en el juego. “¡Hagamos de cuenta que las estacas son rivales!”, les remarca, como para que en todo momento imaginen que están en pleno partido. Son entrenamientos dinámicos y atractivos. El punto de partida para que un equipo que supo ganar cuatro títulos internacionales con Gallardo vaya por más con argumentos sólidos y también con herramientas amigas del buen gusto futbolero.