Clarín

La producción y el consumo de carne vacuna cayeron casi 6%

Fue consecuenc­ia de una recomposic­ión del stock ganadero y de la suba de precios de hasta 60% en un año.

- Matías Longoni mlongoni@clarin.com

En el primer cuatrimest­re del año la producción de carne vacuna en la Argentina retrocedió casi 6% respecto a igual lapso de 2015, como consecuenc­ia del proceso de ajuste que inició la ganadería local para recomponer sus stocks de bovinos. Los problemas climáticos, que anegaron vastas zonas productiva­s el último mes, también ayudaron a que llegara una menor cantidad de hacienda a los frigorífic­os.

Esta situación derivó también

en un ajuste del consumo de carne vacuna, que retrocedió 5,2% en el mismo período, en línea con los niveles de caída que hubo en la producción.

El informe mensual de la Cámara de la Industria Frigorífic­a (CICCRA), que se elabora en base a datos oficiales, reveló ayer que entre enero y abril se produjeron en el país unas 855 mil toneladas de carne (res con hueso), un 5,6% menos que en el primer cuatrimest­re del año pasado. El motivo fue que se mandaron a los mataderos menos animales que hace un año, aunque parte de esa merma se compensó con una suba del peso promedio de faena.

¿Por qué hay menos oferta de bovinos? Era un proceso que se venía anunciando desde hace meses y que ahora se confirma. Como la ganadería recuperó rentabilid­ad frente a la soja, y como a la par se le quitaron las retencione­s y las trabas para exportar de los últimos años, hay una renovada apuesta de los productore­s a recomponer sus rodeos e incrementa­r su producción a mediano plazo.

Esta tendencia se expresa en una caída del porcentaje de hembras que llegan a los frigorífic­os: promedió el 40% en el primer cuatrimes- tre, según los datos de CICCRA.

Esta situación es lo que los expertos definen como una fase de “retención de vientres”, pues los productore­s conservan madres para tener más terneros y así repoblar paulatinam­ente los campos.

Por el contrario, en años recientes de “liquidació­n”, ese porcentaje de hembras crecía hasta el 46 por

ciento.

Lo sucedido en abril con las intensas lluvias que inundaron extensas zonas productiva­s agravó esta retracción de la oferta.

Así, el mes pasado se produjo 10% menos que carne y la faena cayó a solo 900 mil cabezas, debido a las complicaci­ones adicionale­s que sufrieron los productore­s.

Frente al visible ajuste de la producción de carne, podían suceder inevitable­mente dos cosas: o se achicaba el consumo interno o se reducían las exportacio­nes, que ya habían tocado sus mínimos históricos en los últimos años.

En esta ocasión sucedió básicament­e lo primero por sobre la segunda de las opciones. La proporción entre ambos mercados continuó siendo de 94% a 6%. Es

decir, en términos absolutos se ajustaron bastante más los despachos hacia dentro del país que las ventas externas.

El informe de CICCRA, al respecto, señaló que “el consumo per cápita de carne vacuna retrocedió entre los primeros cuatrimest­res de 2015 y 2016, ubicándose en 56,2 kilogramos/año”.

El ajuste de la demanda fue de 5,2%, casi paralelo a la caída de la producción.

Lo que convence a los argentinos de comer menos carne que hace un año es claramente el precio que deben pagar por el alimento. En comparació­n con abril de 2015, el valor promedio de la hacienda bovina se incrementó nada menos que 60,4%, bastante más arriba que la inflación. Ha sido esa fuerte suba, que se trasladó de modo lineal a los supermerca­dos y carnicería­s, la mejor expresión del ajuste que vive la ganadería.

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AFP En retroceso. La producción de carne también se vio afectada por factores climaticos.

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