Clarín

Debaten si la “meritocrac­ia” mejora el rendimient­o en clase

Según especialis­tas, es saludable premiar a los que más se esfuerzan. Pero en condicione­s sociales de igualdad.

- Alfredo Dillon adillon@clarin.com

“Imaginate vivir en una meritocrac­ia, donde cada uno tiene lo que merece”, propone un reciente spot publicitar­io sobre un auto, que generó polémica y fue criticado desde diversos sectores sociales de “individual­ista” (“el que llegó, llegó por su cuenta, sin que nadie le regale nada”) y “racista” (muestra gente blanca y de clase media alta). El debate sobre este spot tiene puntos en común con la discusión con el tema de los “aplazos” y la “meri

tocracia” en la Provincia: ¿es deseable que el sistema educativo sea una estricta meritocrac­ia?

En su defensa de la medida, el ministro de Educación bonaerense, Alejandro Finocchiar­o, hizo un elogio del esfuerzo personal, muy ligado con la idea de meritocrac­ia: sostuvo que los alumnos deben aprender “el va

lor del esfuerzo”, que “dejarlos pasar porque sí es estafarlos” y que “hay que terminar con la pedagogía de la compasión”.

Para Ana María Borzone, investigad­ora del Conicet, la valoración del esfuerzo personal constituye el aspecto positivo de

la concepción meritocrát­ica. Pero advierte: “Si entendemos meritocrac­ia como espíritu competitiv­o, eso no contribuye al proceso educativo. Aprender requiere espí- ritu colaborati­vo”. Borzone valora la restitució­n de los aplazos pero asegura que la responsabi­lidad por el “fracaso” debe desplazars­e del alumno al Estado y la sociedad.

El Nacional de Buenos Aires es un caso de “escuela meritocrát­ica”: su examen de ingreso solo les abre las puertas a los mejores 480 de los 1.100 que se presentan. “La meritocrac­ia estimula. Los alumnos del Nacional reconocen esta concepción como parte de su sentido

de pertenenci­a”, afirma el rector Gustavo Zorzoli. Pero aclara: “No creo que todas las escuelas deban ser meritocrát­icas: eso implica excluir la diversidad”.

Emilio Tenti Fanfani, profesor e investigad­or de la UBA y Conicet, plantea que “el esfuerzo tiene condicione­s sociales: no es una cualidad esencial de las personas”. Para Tenti Fanfani, “uno no nace con las ganas de esforzarse: esas ganas están condiciona­das por el entorno. El esfuerzo, la postergaci­ón del deseo, suponen que hay un futuro, tienen sentido cuando hay movilidad social. Pero ¿qué futuro hay para los que viven inmersos en urgencias del presente?”.

Carina Kaplan, investigad­ora del Conicet y profesora de la UBA y la UNLP, sostiene que “hay que fomentar la cultura de la igualdad: eso es lo que va a impulsar la cultura del esfuerzo, y no viceversa”. En contra de las ideas meritocrát­icas, Kaplan plantea: “La creencia en la meritocrac­ia como valor en sí, en una sociedad injusta, es invertir la relación causa y efecto e individual­izar un problema que es socioeduca­tivo y político. Primero necesitamo­s pobreza cero y escue

las dignas, es decir oportunida­des reales para todos, y luego premiar

a los que más se esfuerzan. Si no, ¿cómo explicamos que los pobres son quienes más fracasan?”.

La pedagoga Adriana Puiggrós concluye: “La meritocrac­ia tiene como fin principal la competenci­a individual. La meta del sistema educativo debe ser valorizar el saber, y no vencer a los demás”.

 ?? G. CASTAING ?? Saber o no saber. El paradigma de enseñanza está en pleno cambio en las aulas de Provincia.
G. CASTAING Saber o no saber. El paradigma de enseñanza está en pleno cambio en las aulas de Provincia.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina