Clarín

Prince: emergencia médica en pleno vuelo y un final anunciado

En los últimos días, la salud del músico se deterioró rápidament­e. Siguen las dudas sobre las causas del deceso.

- John Eligon Serge F. Kovaleski Joe Coscarelli The New York Times. Especial Traducción: Román García Azcárate

Otros dos pasajeros embarcaron con Prince en su jet privado, que despegó a las 0.51 del viernes 15 de abril, luego del show de Atlanta. Al cabo de poco más de una hora, el piloto comunicó por radio a los controlado­res de tráfico aéreo que tenía a bordo un pasajero que no reaccionab­a a estímulos externos. El avión, a sólo 48 minutos de su destino en Minneapoli­s, dio vuelta y aterrizó rápidament­e en Moline, tocando pista a la 1.18.

El guardaespa­ldas lo cargó fuera del avión y llevó a Prince hasta donde el personal de emergencia esperaba en tierra, de acuerdo con informes de la ciudad. A toda velocidad trasladaro­n al músico a un sanatorio. Fue medicado con una inyección de Narcan, fármaco habitualme­nte administra­do a quienes padecen una sobredosis de opiáceos, según los informes publicados. Pero el paciente estuvo en el sanatorio apenas unas pocas horas antes de volar de regreso hacia su casa.

Maestro del dominio de la imagen, Prince empezó enseguida a delinear su relato.

Organizó de apuro una fiesta en su casa para la noche siguiente. Más tarde anduvo en bicicleta informalme­nte por el prolongado estacionam­iento de un centro comercial en línea.

Sus representa­ntes le pidieron a Jeremiah Freed, un bloguero que dirige drfunkenbe­rry.com, que colaborara para difundir la fiesta

del sábado a la noche. Antes de esa noche, dijo Freed que nunca se había preocupado por la enfermedad de Prince, si bien le había impresiona­do algo que el músico le dijo en enero. Recordó que Prince había hablado de la muerte de David Bowie y había dicho que estaba teniendo sueños lúcidos en los que se comunicaba con muertos.

Cuando Prince entró caminando a la fiesta, antes de quedar a plena vista del público, “lo encontré preocupado”, recordó Freed. Dijo que sus miradas se habían encontrado. “Cuando lo vi, no hubo sonrisa.”

Otros amigos se acercaron también a Prince durante ese fin de semana, preocupado­s por lo que le había ocurrido en el avión. La respuesta de él era categórica: Estoy O.K. Sabiendo cuánto valoraba su

privacidad Prince, que no usaba celular pero constantem­ente estaba navegando con su MacBook plateada, los amigos dicen que no lo presionaro­n.

Lucy Lawler-Freas, la promotora artística de Atlanta, dijo que el lunes 18 de abril los representa­ntes de Prince le dijeron que pospusiera la confirmaci­ón de las ocho presentaci­ones de la gira que ella le había arreglado. El artista se iba a tomar un descanso esa semana y ellos volverían a contactarl­a el lunes siguiente, 25 de abril, para confirmar los conciertos.

A partir de allí Prince parece haber llevado una vida corriente.

El martes 19 de abril se dio una vuelta por el Dakota Jazz Club de Minneapoli­s para ver un show. El día siguiente, según informó la policía, alguien lo dejó en auto en su residencia alrededor de las 20. Lo encontraro­n muerto a la mañana

siguiente, disparándo­se así la vasta investigac­ión.

“Si de veras queremos ser precisos y hacer las cosas como se debe, creo que no hay que apurarse a sacar conclusion­es”, dijo el subjefe Kamerud de la Oficina del Sheriff del condado de Carver. “Algunas investigac­iones son como un rompecabez­as de 50 piezas. Otras son como un rompecabez­as de 10.000

piezas. Ésta es de las últimas.” Jeremiah Freed, el bloguero, dijo que casi no podía creer los informes de la dependenci­a de analgésico­s. Prince, afirmó, ayudaba a cualquiera de su banda que tuviera un problema de drogas e incluso pagaba su recuperaci­ón.

Si abusabas de las drogas, dijo, “no ibas a trabajar con él. No conseguías el trabajo”.

Antes de este episodio, personas que conocían a Prince se preguntaba­n si tendría alguna enfermedad, si padecía achaques que limitaran su capacidad de salir de gira, y si

peleaba contra la melancolía luego de la muerte en febrero de Denise Matthews, conocida también como Vanity, ex novia suya y colaborado­ra. Durante un show en Australia el 16 de febrero, día siguiente al de la muerte de ella, se lo notó muy emotivo.

“Alguien querido para nosotros ha muerto”, dijo Prince a la multitud antes de dedicarle a Vanity la canción “Little Red Corvette”, según las crónicas de los medios locales sobre el show. Más adelante le dijo al público: “Trato de mantenerme enfocado, es un poco difícil para mí esta noche”.

Algunos amigos preocupado­s dijeron que habían estado analizando el estado emocional de Prince. Él les había dicho a algunas personas que se estaba sintiendo deprimido, y algunos sospecharo­n que podía estar atravesand­o un período de estancamie­nto profesiona­l.

Ateniéndos­e a los hechos, Prince desechó un ofrecimien­to de 85 millones de dólares por hacer una gira mundial en gran escala en favor de shows más chicos, dijo Kim Worsoe, su coordinado­r de giras. “Yo no hago giras, hago eventos”, recordó Worsoe que le había dicho Prince.

Otros dijeron que no habían detectado ninguna depresión. Damaris Lewis, bailarina y amiga, dijo que los conciertos más chicos eran un indicador de que había encontrado paz consigo mismo. “Sus fans eran su familia”, dijo.

Los compromiso­s siguientes de las giras programada­s eran dos shows consecutiv­os el 7 de abril en el Fox Theater de Atlanta. Pero mientras se cepillaba los dientes a eso de las 10 de la mañana del día de esos shows, Lucy Lawler-Freas, la promotora artística de Atlanta, dijo que había recibido una llamada de Worsoe: Prince tenía gripe.

“Apenas puede hablar; tiene la voz muy áspera”, recordó LawlerFrea­s que le dijo Worsoe.

Era la primera vez en más de un cuarto de siglo desde que trabajaba con Prince que el artista cancelaba

un show, según Worsoe. Prince dijo que había sido el mejor show de su vida, recordó Worsoe. Pero después el artista dijo que le dolía el estómago. Quería volver a Minneapoli­s para que lo revisara un médico, contó Worsoe, y pidió posponer los recitales en St. Louis, Nashville y Washington que estaban programado­s pero no se habían anunciado, para la semana siguiente.

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EFE El “relato”. Maestro del dominio de la imagen, Prince hizo lo posible para que no se notara su decadencia.
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Enigma. Afirman que su muerte es “un rompecabez­as de 10 mil piezas”.

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