Clarín

Postales de los ‘90

- Ezequiel Ruiz

“Con estos shows estamos confirmand­o lo del Estadio Único. Vamos a ver donde Dios quiera que nos encontremo­s a fin de año”. Promediand­o la noche del sábado, Rolo Sartorio recordó lo conseguido a fines del año pasado en La Plata mirándole a los ojos a la multitud que llenó la cancha de Ferro y con un pie en el futuro: este fue el primer recital en una cancha de fútbol de Capital Federal para La Beriso y quién sabe cómo seguirá este romance creciente entre banda y público. Desde temprano y de distintos rincones de Buenos Aires se acercaron muchos micros hasta el corazón de Caballito. A dos cuadras del estadio, una murga agitaba estribillo­s beriseros, conformand­o una postal de rocanrol de los ‘90, que aún persiste: un collage de humos, alcoholes baratos, trapos, zapatillas de lona, remeras rockeras. El aguante. O bien “pararse y dar pelea”, tal era el leitmotiv de esta dupla de shows. Boxística, la metáfora del ritmo del protector bucal es recurrente en nuestra música popular (de León Gieco al Potro Rodrigo) y en este caso, un maestro de ceremonias presentó uno por uno a los músicos de “la banda de rock más pujante”, acusando también sus pesajes, mientras del micrófono colgaban un par de guantes jun- to a la habitual granada plateada que brilla (pero no explota) cada vez que canta. Bajo la visera de su gorra, la mirada recia de Rolo, que casi nunca sonríe arriba de las tablas, escruta a esa masa que conecta rápidament­e con sus frases llanas, sintonizad­as en mood callejero: ese timbre similar al de Pato Fontanet es el refugio que encuentra toda una generación que sobrevivió a Cromañón sin haber visto nunca en vivo a Callejeros antes de la tragedia. En algunas de sus canciones, La Beriso juega al cadáver exquisito con el rock nacional, apropiándo­se o reversiona­ndo frases ya cantadas. El “sacate toda la mierda” que remite a Carajo, se grita fuerte en

Mañana, “La mirada del adiós” que buscaban Los Rodríguez, reaparece en Lo olvido (cantada con Gustavo Garelli, de 1 segundo es demasiado). O la imposibili­dad de dejar de tocar con su banda que tenía Juanse se traspasa a la fábula del fan fiel de

Mi banda de rock. En el mismo sentido, la lista de invitados fue ecléctica, e incluso inesperada: Soledad Pastorutti acompañó en el réquiem Cómo olvidarme y la antibélica Sobrevivie­ndo; Mono y Maikel, de Kapanga, se sumaron en Motoneta; Claudio Marciello, de Almafuerte, se lució en Todo es mentira y No me

olvides; mientras que Facundo Soto de Guasones aportó voces en Traicioner­o.

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PRENSA Conexión directa. Con “sus frases llanas, sintonizad­as en ‘mood’ callejero”, Rolo Sartorio conecta de modo directo con su público.

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