Siempre hay un goleador listo para rescatar al equipo
Ahora les toca esperar a Cauteruccio y a Matos, que sin ser titulares también supieron definir partidos decisivos.
Nicolás Blandi es el jugador del momento en San Lorenzo. Su racha goleadora habla por sí sola: en los últimos tres partidos, el delantero anotó cuatro tantos. Cada uno de esos gritos sirvió para que su equipo consiguiera la victoria, ya que ningún otro futbolista azulgrana marcó en estos encuentros (además lleva siete en todo el campeonato). Sin embargo, detrás del ex Boca otros dos atacantes esperan por su oportunidad, cada uno con los pergaminos necesarios para saltar a la cancha llegado el momento: Martín Cauteruccio y Mauro Matos, quienes en este torneo ya demostraron su valor, aún estando en segundo plano.
Así como el presente le pertenece a Blandi, en el pasado tanto Cauteruccio como Matos fueron una fija entre los titulares de San Lorenzo. El uruguayo tuvo su esplendor apenas llegó a Boedo, en julio de 2013 (tiene contrato hasta junio de 2019). Tras un arranque demoledor (había marcado cinco goles en las primeras seis fechas de aquel campeonato), una rotura de ligamentos en el Gigante de Arroyito le puso un freno a su progresión. Recién en 2015 pudo volver a jugar en plenitud y ser indiscutido en el ataque azulgrana, a tal punto que terminó como máximo anotador del equipo a lo largo de las treinta fechas del torneo, con diez gritos. En este semestre sus minutos en cancha bajaron considerablemente, aunque su aporte goleador fue clave: le marcó el tanto que le dio a San Lorenzo la victoria nada más y nada menos ante Godoy Cruz, gol que le permitió a los azulgranas recortarles distancia a los mendocinos, su rival en lo más alto de la Zona 1, cuando todavía no lo habían alcanzado.
Matos, por su parte, fue el delantero fetiche de Edgardo Bauza, director técnico que lo eligió por su gran capacidad para pivotear de espaldas al arco rival y por su excelente juego aéreo. En Boedo desde 2014, el ex All Boys fue pieza clave en la conquista de América. Gritó tres veces a lo largo de aquella Copa Libertadores (fue el goleador de San Lorenzo junto a Ignacio Piatti) y hasta se dio el lujo de anotar en la semifinal del Mundial de Clubes ante Auckland City. El año pasado quedó detrás de Cauteruccio como máximo anotador del equipo en el campeonato, al sumar siete goles (el más recordado se lo hizo a Boca, en la increíble victoria 1-0 en la Bombonera). Ahora, en este torneo, también tiene un solo gol, uno que se festejó mucho en el Nuevo Gasómetro: hizo el 3-2 ante Vélez, tras pase de Blandi. Su vínculo con el club finaliza en junio de 2017.
“La relación que tenemos es muy buena. En estos últimos años por momentos nos tocó jugar a todos, y siempre intentamos apoyarnos mutuamente, ya sea desde afuera del campo o desde adentro”, comentó Blandi, el delantero que hoy disfruta de más minutos. Y agregó: “Los tres tratamos de aprender del otro. Miramos movimientos y nos aconsejamos. Todo esto nos potencia como jugadores a cada uno de nosotros”. Las espaldas de Nicolás Blandi, al cabo, están bien cubiertas.