Boca, barras y Copa
Con clima caliente por la presencia de los jefes barrabravas, juega esta noche con Nacional, en Montevideo.
Montevideo espera por el partido de ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores. De este lado del Río de la Plata sólo se repite un tema por la calle: ¿qué pasará con la barra brava de Boca? ¿Llegará La Doce? ¿Habrá problemas? ¿Reveerán a último momento los dirigentes de Nacional su medida de no aplicarles el derecho de admisión? El fútbol, pese a la trascendencia del partido, quedó en segundo plano. No se habla de lo que pueda hacer Nacional con su defensa aguerrida o con la esperanza que hay depositada en el “Diente” López en el ataque. Tampoco se discute sobre el juego que puedan plantear Barros Schelotto, Tevez, Osvaldo y compañía.
Con la decisión del club uruguayo de jugar en el Gran Parque Central para hacer pesar la localía por sobre la capacidad (en esa cancha entran 26 mil almas, mientras que en el Centenario entran el doble de espectadores) el espacio para los hinchas de Boca se redujo a tres mil lugares. Pero la Policía de Montevideo espera el doble de ar
gentinos. Incluso pidieron públicamente que aquellos que no hayan adquirido tickets ni siquiera crucen al Uruguay. Igual desde temprano fueron llegando a las distintas terminales muchos hinchas de Boca que intentarán conseguir un boleto sobre la hora. Por eso se dispuso un operativo de seguridad en la terminal de ómnibus de Tres Cruces, en la terminal fluvial y en el cruce fronterizo de Fray Bentos. Más allá de eso, lo que preocupa
es La Doce. Ya liberada de Asunción tras pasar once días detenida, la cúpula recibió la buena noticia por la noche del martes. Nacional decidió no aplicarle el derecho de admisión a los barras pese a la recomendación del Ministerio de Seguridad argentino y así, salvo alguna contraorden de último momento, los jefes de la barra podrán estar en el estadio en el partido. Todo en medio de episodios aislados pero violentos en los domicilios de los líderes de la facción de Los Pinos que históricamente responde a Maximiliano Mazzaro y que hoy está enfrentada con La Doce
oficial. De hecho, en los partidos en los que se dejó un hueco en el corazón de la barra, la única bandera que se mantuvo al derecho fue la de “Los Pinos”, en la segunda bandeja de la tribuna que da al Riachuelo. Todo un mensaje.
A Montevideo llegarán entre 15 y 20 micros con hinchas de Boca. Unos 400 policías los controlaron en su recorrido por los cuatro Departamentos -Río Negro, Soriano, Colonia y San José- que atravesarán en el territorio uruguayo. Todos serán detenidos unas cuatro horas previas al juego y agrupados en el Parque Batlle frente al estadio Centenario. Allí los dejarán hasta el horario cercano al comienzo. Luego, habrá distintos controles en las 12 cuadras que separan esa zona del Gran Parque Central. La idea de la Policía local es que no haya gente que llegue a las inmediaciones sin entradas. Además, habrá tolerancia cero con el control de alcoholemia. Y les recomendaron que arriben con anticipación a la cancha (las puertas se abrirán a las 16). La parcialidad visitante ocupará una de las cabeceras, la denominada Héctor Scarone, a la que se le hicieron reformas de último momento para darle mayor seguridad. Afuera, en los alrededores, otros 300 efectivos policiales los custodiarán. El Ministerio del Interior de Uruguay se excusó de actuar: ni desde Argentina ni desde Paraguay llegó orden alguna para restringir el acceso de los 237 hinchas que fueron detenidos en Asunción por los incidentes en el partido de ida por los octavos de final ante Cerro Porteño.
¿Y un posible cruce entre las barras de Boca y de Nacional? Eso fue descartado después de una insólita reunión que se dio entre Marcelo
Sapo Sosa, jefe de la barra brava de Nacional, con los organismos de seguridad de Montevideo. El líder de la barra participó de la organización del operativo que planificó la Policía y el Ministerio del Interior y allí les dijo que se comunicó por teléfono con Di Zeo para que no haya problemas entre las barras. Inédito. Esto lo ratificó Wilson Miraballes, presidente del Comité de Seguridad de Nacional. En el barrio del estadio igual hay temor. Lógico: los antecedentes inmediatos de La Doce no son para sonreír.