Clarín

Pérdida de poder y múltiples crisis, las claves del derrumbe

- MC

El panorama social y político en Brasil comenzó a exhibir su deterioro desde 2012. El disparador fue el aumento del costo del pasaje de ómnibus mientras la economía del país comenzaba a perder el vigor de los años previos. Ese malestar incipiente escaló en 2013 sumando el repudio a los enormes gastos por el Mundial de Fútbol de 2014 y los olímpicos de este año.

Protestas por el transporte público

Las protestas fueron convocadas por sectores medios indignados por el alto costo y la mala calidad de los servicios estatales. Eso se constataba pese a la narrativa previa, durante el gobierno de Lula da Silva, que reivindica­ba el éxito macroeconó­mico del país. A esas marchas se sumó rápidament­e también la llamada clase C, la nueva clase media lograda durante el auge económico del gigante sudamerica­no.

Menos poder adquisitiv­o y magro crecimient­o

El último año del primer mandato de Dilma Rousseff fue el 2014. En ese período el país creció un magro 0,1%, muy lejos del 7,5% de 2010 cuando la heredera de Lula llegó por primera vez al poder. Todo su gobierno exhibió desde entonces un tobogán de caída: 3,9% en 2011; 1,9% en 2012,; y 3% en 2013. Pese a la presión de los números, Dilma se negó a devaluar el real y ajustar las cuentas e incentivó, en cambio, el consumo a través de créditos subsidiado­s de la banca pública que se fondeaban con altas tasas de interés. Al cabo recesivas.

Dilma y una reelección agónica en el Planalto

Con ese panorama Rousseff logró la reelección en 2014 de modo agónico frente a su rival de centro derecha Aécio Neves del partido PSDB de Fernando Henrique Cardoso. En cuanto asumió, la presidente designó como ministro de Hacienda al ortodoxo Joaquim Levy, asesor de su rival. El Congreso enfrentado a Rousseff por los escándalos de co- rrupción no respaldó las medidas de ajuste. El funcionari­o duró sólo meses en el cargo y cayó presionado por la dirigencia del PT.

Escándalos de corrupción en Petrobras

Ese año, 2015, el PBI brasileño se contrajo nada menos que 3,8%, con un derrumbe de su producción industrial de 8,3%. La debacle amplificó la indignació­n por el gigantesco negociado en la estatal Petrobras. Se descubrió una cartelizac­ión entre las mayores constructo­ras del país que se repartiero­n la obra pública con sobrepreci­os y el pago de multimillo­narias coimas. Casi toda la clase política quedó envuelta en el escándalo. Dilma había sido ministra de energía de Lula. La imagen de la presidente se desplomó a menos de 10%.

La presidenta, cada vez más impopular

La crisis económica se extendió a 2016, con una retracción que se calcula alcanzará 4%. Aumentó el desempleo y la inflación. Y se aceleró la operación para terminar con la administra­ción de Rousseff. El impeachmen­t se puso en marcha pese a que no se probó un delito de la mandataria. El ex presidente Cardoso reconoció que el proceso era político y motivado en que el gobierno se disolvió y no tenía poder. Lula da Silva, con fuertes diferencia­s siempre disimulada­s con Rousseff, salió del escenario. La apuesta ahora es que el vice Michel Temer asuma y haga el ajuste.

 ??  ?? Dilma, la dura reelección en 2014.
Dilma, la dura reelección en 2014.
 ??  ?? Sergio Moro, el juez del Lavajato
Sergio Moro, el juez del Lavajato
 ??  ?? Marchas de protesta paolista
Marchas de protesta paolista
 ??  ?? Un muñeco contra la mandataria
Un muñeco contra la mandataria
 ??  ?? Pérdida de poder del real.
Pérdida de poder del real.

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