El complejo panorama que se abre desde hoy
“Este proceso no tiene más vuelta!” atronó el senador Aloisio Nunes Ferreira, del PSDB en la Cámara Alta. Daba así una suerte de sentencia definitiva sobre un juicio político contra Dilma Rousseff que, en verdad, recién está por comenzar. Este legislador hace 10 días estuvo en Washington para hablar con encumbrados representantes de la Cancillería, entre ellos, el subsecretario para Asuntos Políticos Thomas Shannon. Pero Nunes Ferreira dijo algo que resonó a un alerta: “Espero que el vicepresidente (Michel Temer) al asumir se acuerde de quién lo convierte en presidente: es la sociedad civil que busca eficiencia y responsabilidad”. Fueron términos muy parecidos a los que usó el ex candidato presidencial de ese partido, Aécio Neves, en un diálogo con esta enviada. “No tendrá la legitimidad de las urnas” reconoció este senador. “Tendrá que buscarla en la osadía de presentar al país un conjunto de propuestas que den señales para la recuperación de la confianza y la salida de la crisis. Temer no puede errar”. En síntesis, dijo, deberá “realizar el ajuste, tanto fiscal como de reformas laborales esenciales” que el PT se negó a hacer. A partir de hoy las reglas del juego estarán en manos de Temer y de su partido, el PMDB. Pero será en forma temporaria, es decir, con un alto grado de precariedad. Y no evitará tremendas presiones tanto de aliados como de sus futuros opositores, es decir, aquellos que pierden el poder. Esto fue visible a lo largo de la jornada de ayer. Temer tuvo que aceptar una dura realidad: deberá gobernar con su partido pero con la frágil bendición socialdemócrata. Entre sus decisiones de último momento, resalta haber nombrado un joven diputado de 36 años para el Ministerio de Defensa. Se le revelaron los generales: “¿Cómo alguien tan joven podrá mandar sobre oficiales de 60 años?” le dijeron al vice. Temer se apuró a dimitirlo, aún antes de efectivizar el nombramiento. El analista Josias de Souza golpeó a fondo: “Temer no tiene chances de equivocarse. Lamentablemente ya se está equivocando”, dijo a este diario. Se refería a estos nombramientos en ministerios clave que responden en realidad a su necesidad de asegurar alguna base política. Así, por ejemplo, en ese afán, le dio nada menos que el ministerio de Desarrollo e Industria, al pastor evangélico Marcos Pereira, iglesia muy poderosa aquí. Con él tendrá que verse en un futuro inmediato el ingeniero electrónico Francisco Adolfo Cabrera, que conduce la cartera industrial de la Argentina. Con todo, Temer decidió sacarle a Pereira la Cámara de Comercio Exterior de Brasil, un organismo oficial y también la Agencia de Promoción de Exportaciones. Vale aquí la reflexión, en diálogo con esta enviada, de la senadora Gleisi Hoffman. Ddijo que “el impeachment es un juicio político, pero debe tener base jurídica y constitucional. Si no hay una presunción jurídica, no se sustenta. El juicio político puro existe y es en el proceso electoral, no con la interrupción del mandato como está ocurriendo aquí”.
Esa “interrupción” y esa “ilegitimidad” no permiten los mejores augurios para el futuro gobernante transitorio.