Clarín

“Para un porteño es más difícil ver bien la Ciudad”

Se dedica al periodismo turístico y ha hecho libros de todo el mundo, pero dice que para mirar Buenos Aires hay que alejarse. Por eso cree que se aprende de los extranjero­s que viven acá.

- Einat Rozenwasse­r einatr@clarin.com

Julián de Dios llevaba unos años haciendo guías de viaje cuando se dio cuenta de que le faltaba Buenos Aires. “Es muy difícil acercarse cuando sos de acá. Tenés que empezar a mirarla con otros ojos, a levantar la vista, a tomar distancia. Cuando empecé a hacer la guía mi hija Juli tenía seis años y necesitaba una excusa para que me acompañara a caminar, entonces inventé un combate de cariátides. Pero era la primera vez que las veía”, cuenta.

¿Se piensa desde el recorrido?

Trato de hacer una grilla y de seguir un circuito, pero en realidad nunca lo podés cumplir porque la ciudad te lleva y si no f laneás sos un estructura­do y no termina saliendo nada. Hay ciudades que tienen más que ver con otras del mundo que con los pueblos que quedan cerca. Eso pasa en Buenos Aires, que es una metrópolis. Podés ser porteño sin haber nacido acá. Y eso que está cambiando el perfil.

¿Por ejemplo?

En los restauranc­itos más interesant­es te encontrás con que hay un extranjero, o en la cocina o en el concepto. Son abiertos, no tienen tantos pruritos. En los últimos años el porteño se había vuelto un poco cerrado.

¿Ahora es diferente?

La crisis de 2008 humanizó Nueva York. Antes era todo estructura­do y después de 2009 te podías encontrar una feria de dulces artesanale­s en la puerta del Waldorf Astoria. Cuando humanizás una ciudad se empieza a poblar el espacio público también. Si es demasiado estructura­da, la gente vive hacia adentro y no comparte tanto.

El uso de parques y plazas todavía no es tan masivo acá...

Es que acá es que el espacio público todavía no es de todos: es de nadie. En los países nórdicos, en cuanto sale un poquito de sol se tiran de cabeza. La ciudad que mejor trata a los turistas es la ciudad que mejor trata a sus habitantes.

La guía de restaurant­es ahora incluye comida al paso...

Antes no estaba tan bien visto ir con una pareja a comer a la barra y hoy está perfecto, se come muy bien. Buenos Aires tiene de las mejores coctelería­s que hay en este momento en el mundo, y una comida étnica impresiona­nte.

Es difícil imaginar que haya gente que viene a buscar eso...

No vienen a buscar eso, lo encuentran. Ya no es común que una ciudad te dé esas variables. Eso es lo que me parece que da la melaza que disfrutamo­s todos.

¿A qué se debe el cambio?

Creo que los ExPat le están dando un tono muy piola a la ciudad, empiezan a disfrutar cosas de las cuales nosotros nos quejábamos. Esto de ver amigos permanente­mente no es tan usual afuera. Nosotros no corremos tanto como creemos que corremos, no es así.

Mucho del movimiento de guías y foros tiene que ver con cuestiones que iniciaron los extranjero­s radicados acá...

Es que empiezan a contar lo que están viviendo en Buenos Aires. Lo que trato de hacer tanto en mi blog como en todas las guías es mostrar la experienci­a personal, mi punto de vista, aunque a veces no sea políticame­nte correcto.

¿Y de Buenos Aires qué decís?

Que hay que dedicarle mucho tiempo, hay que salir del mainstream y escaparle a los lugares que se vuelven turísticos, como el bodegón clásico que de pronto empieza a tener su carta en inglés. Buenos Aires tiene como capas geológicas, nada termina de desaparece­r; y no es por una cuestión de preservaci­ón, es por olvido, porque no se prestó la atención suficiente.

La población se va moviendo y va tomando otros barrios...

Es que la ciudad se va expandiend­o. En realidad se expande, da una vuelta en espiral y el centro vuelve a tener fuerza. Hoy hay teatros o cafés muy lindos a pocas cuadras del Obelisco. El Bajo de nuevo es un lugar muy interesant­e. Lo que no puedo creer es que todavía no se usen comercialm­ente las terrazas. Muchos hoteles o edificios ponen los tanques de agua y las máquinas ahí arriba. ¡No! Ponelos en la planta baja y dejá la terraza abierta, dejame ir.

Empiezan a aparecer algunas, hay que tener el dato...

Acá todos tenemos algo de eso, del resabio del contraband­ista, encontrar el lugar al que nadie fue, ir por la puerta de atrás y que la fiesta esté ahí. Y para los extranjero­s es raro cuando llegan y descubren que no hay un sitio Kodak para la foto.

¿El Obelisco?

Pero incluso ahí, una de las partes más interesant­es es la que está debajo, esa ciudad subterráne­a que ya es algo secreto, no lo sabe todo el mundo.

El café: Me gusta ir variando, pero mantengo la rutina de la barra del Florida Garden antes de una entrevista o actividad.

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SILVANA BOEMO Secretos. Julián afirma que los porteños quieren encontrar el lugar al que nadie fue y que la fiesta esté justo ahí.

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