Clarín

Escenas de la vida conyugal

Una noticia hace temblequea­r un matrimonio de 45 años. Charlotte Rampling conmueve.

- Pablo O. Scholz pscholz@clarin.com

“45 años” Drama. Reino Unido, 2015. 95’, SAM 13. De Andrew Haigh Con Charlotte Ramoling, Tom Courtenay Salas Hoyts Abasto, Cinemark Palermo.

Kate y Geoff viven algo apartados de la sociedad, por decisión propia, en Norfolk, en la campiña inglesa. Se reúnen con amigos a almorzar, tomar el té. Pero ellos están bien juntos. El matrimonio está por cumplir, y festejar, sus 45 años. Toda pareja tiene sus altos y sus bajos, pero parece que uno de estos últimos ha estado acallado en esos precisos 45 años.

Porque lo que llega desde afuera no hace sino recordarle­s a los de adentro los temores y deseos que pueden sacudir a cualquiera. Y a cualquier pareja de 45 años.

La película retrata la semana previa a esa celebració­n. Y arranca con la carta que Geoff (Tom Courtenay), recibe, y en la que se le informa que encontraro­n el cuerpo, congelado e inaccesibl­e hasta ahora, de quien era su pareja, que ha- bía desapareci­do tras un accidente en las montañas en Suiza, hace, claro, décadas.

La trascenden­cia que al hecho le da Geoff comienza a inquietar a Kate. Ella estaba dispuesta a tomar el hecho como lo que fue -algo que sucedió antes de que ellos dos se conocieran y formaran pareja-, pero Geoff parece ensimismad­o en recordarlo todo. Y Kate empieza a tejer sus pesadillas.

Pareja sin hijos, los sentimient­os comienzan a contrapone­rse.

El director Andrew Haigh ( Weekend), de 43 años, con una larga tarea como editor, no fuerza ni las reacciones ni las relaciones. Puede tomarse su tiempo mientras Kate cocina, esto es, decide seguir a la pareja en su cotidianei­dad, y allí mostrar qué es lo que puede estar resquebraj­ando una unión que parecía imposible de separar. Esa tranquilid­ad en una pareja ya anciana (y se supone, madura, que no es lo mismo), con él balbuceand­o ante la evidencia de lo que lo conmueve. Es casi un adolescent­e. Ella, más calma y segura de sí misma, comienza a temblequea­r.

Pero 45 años habla de insegurida­des, con heridas que uno se ve que tenía aparenteme­nte cerradas, y que en ella surgen y se abren.

Charlotte Rampling mantiene esa frialdad que la ha caracteriz­ado a lo largo de su extensa carrera, y su elección ha sido sabia por parte de Haigh. Economía de gestos para disimular el dolor que, se siente, le recorre las venas, y primeros planos que muy pocas actrices serían capaces de soportar. Lo suyo es una magistral clase de actuación, que opaca un tanto la de Courtenay ( El vestidor, entre tantas), porque también el guión decide ceñirse más a elucubrar el personaje femenino, mucho más misterioso que el de su pareja.

Charlotte Rampling tiene una actuación soberbia, es una clase magistral.

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La carta. Es el detonante en la pareja que lleva junta 45 años.

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