Pesadilla WikiLeaks
El sitio online difundió mensajes privados del director de campaña de la demócrata y desató una crisis.
Por tercera vez en una semana, el sitio de Julian Assange publicó emails secretos del jefe de campaña de Clinton, John Podestá. Al final de la campaña, Hillary no queda bien parada por la información revelada sobre Obama, Sanders y los medios.
En las últimas semanas de una campaña presidencial vertiginosa, a Donald Trump se le sumó un aliado inesperado: el sitio de filtraciones e investigación WikiLeaks. El portal dirigido por Julian Assange entregó información clasificada que complica la candidatura de Hillary Clinton. Eso entusiasma al magnate y le da argumentos para enfrentarla políticamente.
Por tercera vez en menos de una semana, WikiLeaks publicó ayer miles de e-mails de la cuenta de John Podestá, director de campaña de Clinton, lo que provocó una dura denuncia del oficialismo estadounidense contra Rusia y una negativa indignada de Moscú.
“Esta es definitivamente la primera campaña en la que participo en que me enfrento con agencias de inteligencia rusas. Parece que están haciendo todo lo posible en nombre de nuestro rival”, denunció Podestá, dejando de lado su tradicional diplomacia. Ex funcionario bajo las presidencias de Bill Clinton y Barack Obama, Podestá informó que el FBI investiga la filtración en su cuenta de e-mails. Fue incluso más lejos y sugirió que la campaña de Trump es cómplice del presunto espionaje ruso.
El vínculo sería Roger Stone, un operador político de confianza del magnate que se reunió en el último tiempo con el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, según él mismo confirmó a la prensa estadounidense.
“Creo que es una presunción razonable, o al menos una conclusión razonable, creer que Stone recibió una advertencia previa ( a la publicación de los correos electrónicos) y que la campaña de Trump tuvo una alerta previa de lo que Assange estaba por hacer”, aseguró Podesta.
Ayer WikiLeaks desmintió a la campaña de Clinton y rechazó que la filtración de e-mails tuviera una motivación política o buscara influir en las elecciones presidenciales de Estados Unidos del próximo 8 de noviembre o tuviera algún vínculo con Rusia y sus servicios de inteligencia.
Rudolph W. Giuliani, el ex alcalde de Nueva York y partidario de Trump, dijo que los demócratas no mostraron ningún reparo sobre el uso de material no autorizado cuando se trataba de declaraciones de impuestos de 1995 de Trump, o una grabación de audio NBC filtrada. “Sin embargo, esta información, que perjudica a Hillary Clinton los indigna a todos. Miden los hechos con distintas varas”, sostuvo el republicano.