Clarín

“Lo que pasó dañó mi imagen, pero no cambia mi agenda ni el mandato del Presidente”

En su primer día tras su reposición en el cargo, el ex militar calificó como “inédito” su caso, y negó peleas internas.

- Nicolás Pizzi npizzi@clarin.com

Sonríe y no para de recibir mensajes. Tras la oficializa­ción de su reposición, publicada ayer en el Boletín Oficial tal como anticipó Clarín, Juan José Gómez Centurión otra vez está sentado en su despacho de la Aduana. En pocas horas, recibió el apoyo de decenas de empleados y funcionari­os. Pero también percibió la preocupaci­ón de otros sectores. Atravesó un proceso que él mismo denomina como “inédito”: estuvo apartado del cargo por una denuncia anónima impulsada desde el Gobierno. En la entrevista con este diario, dice que no guarda rencor con el presidente Mauricio Macri ni con la ministra Patricia Bullrich, quien fue vehículo de aquella denuncia ante la Justicia. Y explica los ejes de esta nueva etapa.

–¿Está saldada la disputa con la ministra Patricia Bullrich?

–Yo nunca vi una disputa pública. Tuvimos un desacuerdo con la denuncia sobre efedrina en Ezeiza. Lo hablamos ese día por teléfono y aclaramos las posiciones frente al tema. Ella decía que la Aduana hizo un rezago y yo no estaba de acuerdo, pensaba que había que judicializ­arlo. Frente a la denuncia (ante la jueza Servini), yo no hice una conferenci­a de prensa. Fui a cumplir con mi deber ciudadano, porque ya estaba afuera del Gobierno.

–¿Pueden convivir en el Gobierno?

– Somos un equipo, a veces hay desacuerdo­s y eso se salda conversand­o, entendiend­o la postura del otro. Podemos tener desacuerdo­s y convivir.

–¿Siempre entendió la decisión del Presidente?

–El dolor que uno vive no marca el nivel de justicia que uno pretende. El dolor que yo sentí y el perjuicio a mi familia existe. El Presidente tomó la decisión con la informació­n que tuvo y en el tiempo que la tuvo que tomar. Con el diario del lunes, uno puede decir que si yo le hubiera llevado la informació­n, hubiera analizado de otra manera, pero el Presidente venía prometiend­o que iba a denunciar cualquier acto de corrupción. Hubo una operación muy bien montada. El me llevó a la Justicia, donde creía que iba a estar protegido. Cualquier investigac­ión que se hubiera hecho desde el Poder Ejecutivo hubiera generado sospecha.

–¿Se apuró el Presidente con la decisión? Podría haber generado un antecedent­e peligroso para el resto de los funcionari­os …

–Es una lectura posible. La otra es que si te llevan a la Justicia con un hecho así y no tenés nada que ver, salís ileso.

–También es inédita la rapidez de la Justicia en este caso. ¿Lo sorprendió la velocidad del juez Lijo para decidir que no había pruebas para seguir la investigac­ión en el fuero federal?

–Hubo un claro mensaje del Presidente para que haya respuestas de la Justicia. La denuncia y las pruebas era tan burdas que el juez tuvo pocos elementos para analizar. Yo creo que fue un caso sencillo para la Justicia. Lo bueno es que con estas cosas se establece un pacto tácito que se resume de esta manera: “Si yo soy capaz de mandar mis funcionari­os a la Justicia, les pido que tengan celeridad para investigar”.

–Usted habló siempre de una operación de inteligenc­ia. Pasaron dos meses, ¿tiene más elementos?

–Cada vez tengo más certezas de que no vino de la estructura oficial de la AFI. Están apareciend­o indicios. Cuando tenga más datos voy a ir a la Justicia para que se investigue. Acá hubo escuchas ilegales, hay ediciones de videos, tomas de llamadas telefónica­s, ingreso a domicilios privados, y una operación montada en varios medios de comunicaci­ón. En los últimos diez años hemos visto la inserción de los recursos de la inteligenc­ia militar aplicados a la política. Esto le pasó al ex jefe de Gobierno porteño Enrique Olivera y al periodista Carlos Pagni.

–La diferencia es que la denuncia contra usted la impulsó el Gobierno...

–La operación se montó un día viernes a caballo del discurso público del Presidente, para obligarlo a tomar una decisión apresurada.

–¿Dentro del Gobierno hubo gente que colaboró con la operación?

–No, esta operación no viene del Gobierno.

–¿Lo que pasó dañó su imagen o lo fortaleció?

–No soy el más objetivo para analizarlo, pero siento que dañó mi nombre y mi prestigio.

Otros creen que puedo haber salido fortalecid­o. Yo no hago una evaluación política de lo que pasó.

–¿El episodio que le tocó vivir cambió sus prioridade­s?

– Lo que pasó no cambia mi agenda ni el mandato del Presidente. Pero sí tengo que ver que hay cosas que podría haberlas hecho mejor.

–Usted dijo que iba a volver para seguir luchando contras las mafias. ¿Cuáles van a ser los ejes de la gestión?

–Hay que terminar de habilitar los depósitos fiscales de acuerdo a la normativa, normalizar el Puerto de Buenos Aires, trabajar en el proceso de control de la Hidrovía y avanzar con el esquema de facilitaci­ón de los canales verdes.

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GUILLERMO RODRIGUEZ ADAMI. En su puesto. Gómez Centurión, ayer a la tarde, en su despacho de la Aduana.

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