Por la misma tarea laboral, ganan hasta un 40% menos
La semana pasada se realizó en Buenos Aires el primer Congreso Latinoamericano sobre el empleo joven inclusivo. Inaugurado por el jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, contó con una detallada exposición del ministro Jorge Triaca sobre el cuadro de situación en la Argentina. Organizado entre otros por la Fundación Forge, a su regreso del Vaticano, Mauricio Macri recibirá las conclusiones. Aquí, las más relevantes:
La desocupación del segmento jóvenes es actualmente entre 3 a 4 veces mayor que la tasa del segmento adultos. El índice de empleo informal es casi el doble: 33% en adultos, 58% en jóvenes. Sólo el 20% de los jóvenes de Latinoamérica tiene un trabajo formal y digno.
Los salarios promedios que se pagan para desempeñar una misma función son entre 30 y 40% menor para los jóvenes que para los adultos y las dificultades para mantener el empleo son también significativamente mayores en el segmento joven. Los abordajes intentados para neutralizar el problema han sido en general dispersos, parciales y discontinuos.
El Estado, las ONGs especializadas en empleo joven, organismos internacionales y algunas organizaciones sindicales, fueron durante los últimos años los protagonistas más activos, ofreciendo, en algunos casos, programas puntuales que se focalizan en uno o dos aspectos. Sin embargo la dimensión del problema, que abarca a millones de jóvenes afectados minimizó los resultados obtenidos.
El puente que debiera unir a la escuela con el mundo del trabajo muestra serias deficiencias. La educación formal de los chicos y jóvenes de Latinoamérica es inadecuada. Los sistemas pedagógicos, metodologías, contenidos y recursos humanos desactualizados producen un muy bajo nivel de aprendizaje.
La deserción escolar es muy alta. Más del 60% de los jóvenes de La- tinoamérica no completan hoy la escuela secundaria. En el segmento de familias de bajos recursos ese índice supera el 80%. Millones de jóvenes migran del sistema educativo y difícilmente podrán eludir un futuro de exclusión y pobreza.
La ausencia de formación para el trabajo y en habilidades blandas y socioemocionales deja a los jóvenes desconectados con el mundo y la cultura del trabajo.
Hay bajo interés de los empleadores en la contratación y el desarrollo de jóvenes de primer empleo. Los salarios están por debajo del promedio del segmento adulto para iguales tareas.
Hay otros factores que influyen como la inestabilidad económica y la falta de desarrollo de las estructuras productivas. Los países que no crecen, muy difícilmente puedan crear nuevas oportunidades de trabajo masivo decente.
Los sindicatos deberían estar involucrados en la formulación y en la gestión de la política del empleo joven inclusivo.
El empleo joven inclusivo requiere un nuevo y renovado abordaje integral. Contemplar pasivamente es abrir aún más la puerta hacia la desocupación juvenil.