“Nos defendían a las piñas”
El cantautor repasa su etapa con Punch, y reivindica aquellos discos, que mañana tocará en la Usina.
Miguel Cantilo sonríe pensando en naranjas amargas: en todas las que aguantó en vivo en 1981 con su nuevo grupo Cantilo y Punch a su regreso del exilio en España. En plena dictadura, el público argentino aún exigía las canciones folk de protesta de Pedro y Pablo - su dúo con Jorge Durietz-, pero Cantilo y Punch proponía otra visión de futuro: rock y new wave con letras reflexivas y hasta algo sensuales. Trajes y corbatas angostas. Pelos cortos y patillas anchas. Una vanguardia nada solemne que Miguel Cantilo evocará mañana a las 21, en el concierto Adonde quiera que voy, en la Usina del Arte.
“Cuando nos tiraron naranjazos en el Prima Rock y en La Falda, me dije: ‘Ojalá que filmen todo’. Porque la gente empieza tirándote cosas y después termina vivándote. Fue un rebote de la represión: una válvula de escape de las neurosis que en otros lugares no podía salir”.
Cantilo lleva el pelo blanco, ahora algo más corto, y una camisa azul con pintas. En tres semanas cumplirá 67 años, y ya lleva cinco décadas cantando. Sin melancolía alrededor: tras la censura que sufrió Pedro y Pablo, con Cantilo y Punch lanzó Adonde quiera que voy (1980) y En la jungla (1981). Sus recientes reediciones -con bonus- por Fonocal también motivaron esta celebración. “Muchos rechazaron la estética de Punch, pero otros nos defendían a las piñas. Nuestro repertorio era muy entretenido y difícil de tocar. Es un placer rescatarlo”, cuenta.
Lo hará con su banda actual, que dirige su hijo Anael, en vez de con los originales Isa Portugheis, Morci Requena, Quique Gornatti y Fernando Huici. “Cada cual siguió su rumbo. Quizá más adelante nos juntemos”, dice Cantilo, que editó 14 discos como solista y trama otra novedad: con Jorge Durietz están terminando Unidos por el cantar, el nuevo disco de estudio de Pedro y Pablo, 31 años después del anterior. “Va a tener canciones inéditas, muy influidas por mis viajes por Latinoamérica. Habrá sonidos y paisajes de la Patagonia, otros andinos, y varios ritmos del Caribe. Sin perder la vena acústica y los arreglos vocales de Pedro y Pablo.”
Todo tiene un tiempo para la contracultura. El primer imán será mañana con el agite new wave. ¿Ve hoy, en aquellos naranjazos, la demanda de los jóvenes por Pedro y Pablo, prohibidos en los escenarios allá por 1981? “En el fondo, no era algo tan agresivo. En esa época, el punk en Inglaterra tenía esa misma actitud. El público escupía a los artistas y desde el escenario también le tiraban cosas. Era parte de un rito”, suspira.
La vida breve de Punch no atenuó la potencia de obras como Adonde quiera que voy, La jungla tropical o La gente del futuro, cuya letra propone seguir buscando el cambio social y universal. Con Punch, Cantilo concibió otras obras como Rock del pensamiento, Yo soy un jornalero o Maestro John, que compuso el mismo año que mataron a Lennon. Pero nunca imaginó que las recobraría con sus hijos Anael -bajo y voz- y Sufián Cantilo -teclados y voz-, más las guitarras de Federico Pernigotti, Patricio Prado, y la batería de Pablo Maturana. “Quienes sintonicen con el estilo de Punch sentirán su energía. Los temas tienen un encanto especial, que va más allá de toda época.”
El show Miguel Cantilo y su banda se presentan mañana a las 21, en la Usina del Arte, Caffarena 1.