Clarín

El tesoro perdido de Berni

Una carpeta hallada en una mudanza guardaba casi 400 obras desconocid­as del pintor.

- Julia Villaro

Casi cuatrocien­tos dibujos inéditos del artista fueron hallados durante una mudanza. Desde mañana se exhiben en el Museo de Arte Moderno. Hay desde retratos y paisajes hasta escenas de la represión durante la dictadura.

El arcón del arte puede guardar sorpresas. Dibujos desconocid­os de Antonio Berni, por ejemplo. Y entre ellos una cuantiosa serie de trabajos sobre la última Dictadura argentina. Sus referencia­s son inconfundi­bles: militares uniformado­s que amarran y golpean gente en las calles mientras el Ford Falcon espera en el margen de la hoja; figuras apresadas en celdas y calabozos; escenas explícitas de tortura. Hasta los llamados “Vuelos de la muerte” tienen lugar en esta crónica plástica de terrorismo de estado que Berni mantuvo, probableme­nte por

miedo, en el sigilo. Colores rabiosos –que recuerdan por momentos a los expresioni­stas alemanes que pintaron el nazismo- y desasosieg­o en el trazo: un grito mudo en medio del

silencio forzado.

Pero no sólo eso había en el “arcón”. Un depósito, una carpeta: casi cuatrocien­tos dibujos inédi

tos de Antonio Berni –uno de los artistas fundamenta­les de la plástica argentina de todos los tiempos- hallados de manera azarosa e inesperada. La procedenci­a de los papeles sigue siendo informació­n confidenci­al, pero mañana más de la mitad de ellos llegan a las paredes del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Revelacion­es sobre pa

pel, la muestra curada por Marcelo Pacheco, será entonces una oportunida­d única para apreciar, como nunca antes, que Berni fue además del singular pintor y grabador que conocíamos, un dibujante compulsivo, expresivo,y ante todo, versátil.

No por fortuito fue el hallazgo menos significat­ivo: entre los papeles que Pacheco organizó e identificó a pedido de un fondo de inversores convocado por Amparo Díscoli -directora de la galería Cosmocosah­ay de todo. Tintas, acuarelas y hasta óleos sobre papel conviven con geniales garabatos a fibra, fotomontaj­es y lápiz. Casi sesenta años de producción de un artista prolífico que dibujó en todos los momentos

de su vida, que atravesó además gran parte del agitado siglo XX. Desde escenas familiares y estudios de taller hasta el Mayo del ´68, pasando por la muerte del Che y las exploracio­nes por el espacio; todo convivió durante años en esa carpeta olvidada que una inminente mudanza invitó a encontrar en el depósito de una casa. Se trata entonces de un hallazgo que no sólo tiene un inconmensu­rable valor plástico sino también histórico.

Revelacion­es sobre papel no es sólo una de las pocas, sino por mucho la más grande de las exhibicion­es de dibujos de Berni que hayan podido verse, tanto en vida como después de la muerte del artista. Y sólo cuenta con algo más de la mitad de los dibujos encontrado­s. Para garantizar un abordaje ordenado de las obras Pacheco los dividió en nueve ejes temáticos, muchos de los cuales se reiteran en la producción de Berni; entonces cada uno de ellos permite apreciar el desarrollo de las búsquedas plásticas del artista a través de toda su carrera. También sus obsesiones. Que a Berni le fascinaban los

ojos queda evidenciad­o en los numerosos retratos, uno de los ejes temáticos presentes en la muestra. Una especie de hegemonía de la mirada impera en todos esos rostros: desde los mesurados “retratos burgueses” –algunos de los cuales el artista realizaba por encargo- hasta los estudios más íntimos y menos convencion­ales que hacía -a lápiz, a tinta, a rabiosos fibrones- de su mujer y su hija. Todos dejan en evidencia su pasión por las fisonomías. También lo hacen sus bocetos, donde manos, orejas, piernas o globos oculares proliferan, sueltos, por el blanco de la hoja.

También los paisajes se reiteran y cambian. De trazos enfáticos y espontáneo­s están hechas sus vistas de Santiago del Estero, suerte de crónica visual del viaje que el artista realizó en la década del 50 por algunas provincias argentinas. En ellos la soledad se condensa en algunos yuyos ralos y la aridez en el grafito que Berni elige para representa­r esos territorio­s. Muy diferente es el tratamient­o que confiere al paisaje en su serie Mar del Plata: de las vistas austeras y algo melancólic­as del interior, Berni pasa con soltura a representa­r la opulencia de las casas más ricas del balneario (que durante la primer mitad del siglo XX fue inconfundi­ble símbolo de status de la alta sociedad porteña).

Más allá y más acá de su célebre Ramona Montiel, son conocidas sus escenas de burdeles y desnudos femeninos. Sorprende sin embargo por su más “alto voltaje” el hallazgo en la carpeta de una serie depapeles eróticos “no aptos para todo público”: humanos y animales extraños participan en ellos debacanale­s y orgías, y forman parejas más grotescas que sensuales. La serie sobre Carlos Monzón es una curiosidad histórica. Dibujos de pocas líneas que parecen –por su planteo espacial y gestual- abrevar en el cómic, llevan al extremo la versatilid­ad de un artista que se movía con igual comodidad entre las estéticas más disímiles, porque

siempre lograba hacerlas propias. Los dibujos a fibra –en los que se ve a Monzón y al venezolano Rodrigo Valdez -su contrincan­te- arriba del ring en azules, rojos y amarillos, fueron un encargo que “Gente” realizó al artista en 1977, e ilustraron la cobertura que la escritora Silvina Bullrich también realizó para la revista de la última pelea del boxeador argentino.

Mención aparte merecen sus dibujos políticos. Joven afiliado al Partido Comunista, su militancia había sido siempre conocida y manifiesta. No sorprendió entonces el hallazgo, entre estos papeles, de soldados de la milicia republican­a durante la Guerra Civil Española, campesinos de la guerrilla de Corea o apuntes del Mayo Francés o la Masacre de Tlatelolco en México. Sí lo hicieron, en cambio, sus dibujos referidos a la Dictadura argentina.

Dibujante voraz, los papeles de la muestra revelan que Berni fue mucho más que un pintor que bocetaba. La imagen en papel fue para él apunte, pero también un discurso en sí mismo, que desarrolló con soltura y desenfado. De ahí la inmediatez de algunos trazos, contra el gesto más acabado de otros. En todos, el toque sutil de la ironía: aquello que hace que sus camaleónic­as imágenes resulten siempre, sin embargo, inconfundi­bles.

 ?? © JOSÉ. A. BERNI Y LUIS E. DE ROSA ?? Violencia. Una acuarela de 1968, en la serie de obras que aluden a distintos episodios políticos.
© JOSÉ. A. BERNI Y LUIS E. DE ROSA Violencia. Una acuarela de 1968, en la serie de obras que aluden a distintos episodios políticos.
 ?? © JOSÉ. A. BERNI Y LUIS E. DE ROSA ?? Monzón. Berni ilustró su última pelea.
© JOSÉ. A. BERNI Y LUIS E. DE ROSA Monzón. Berni ilustró su última pelea.
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DIEGO WALDMANN
 ?? © JOSÉ. A. BERNI Y LUIS E. DE ROSA ?? Argentina, 1980. Parte de los dibujos hallados retratan una realidad dura.
© JOSÉ. A. BERNI Y LUIS E. DE ROSA Argentina, 1980. Parte de los dibujos hallados retratan una realidad dura.
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DIEGO WALDMANN Montaje. El museo preparaba ayer la exposición.

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