¡Teléfono para Bob!
Su mano aferraba el tubo de un teléfono. Así hallaron muerta a Marilyn Monroe en 1962. Ernesto Cardenal, que entonces no era sandinista sino sacerdote y escritor, escribió un poema dirigido al Cielo: “Señor, ¡contesta Tú el teléfono!”, decía. El recuerdo vuelve porque la Academia Sueca, que acaba de darle el Nobel de Literatura al poeta Bob Dylan, desistió de comunicarse con él: el tipo no les atiende el teléfono. Es esnob, o es tonto, o es orgulloso, o le importa nada la gloria. Podría avisar, ¿no?: hoy, sólo tiene que apretar una tecla.